La Plaza de las Mercedarias, un punto histórico en pleno barrio de San Bartolomé, se ha convertido en el epicentro de las quejas de decenas de familias y vecinos, quienes denuncian una preocupante degradación del entorno. Lo que debería ser un espacio de convivencia y de paso seguro, especialmente por la cercanía del colegio San José MM Mercedarias, se ha transformado en un foco de insalubridad, delincuencia y descontrol nocturno.
Según relatan los vecinos a Diario de Sevilla, cada mañana se enfrentan a un escenario desolador: restos de botellones, vómitos, excrementos y basura acumulada en la plaza que rodea al colegio. Pero lo que más alarma a los padres es el hallazgo recurrente de elementos que apuntan a actividades delictivas. «En los parterres y rincones de la plaza hemos encontrado bolsitas que podrían contener sustancias estupefacientes. Esto no es solo un problema de limpieza; hablamos de una amenaza directa a la seguridad de los niños y de los vecinos», advierte Rosa Vera, madre y portavoz de las familias afectadas.
Por la noche, la situación se agrava. La plaza se convierte en un punto de encuentro para grupos de jóvenes que, según denuncian los residentes, no solo protagonizan botellones, sino que también generan ruido, vandalismo y altercados. «Es habitual escuchar gritos y peleas, y hemos presenciado situaciones que claramente involucran el consumo y tráfico de drogas», señala Auxiliadora Baena, miembro del AMPA del colegio.
Impacto en la convivencia vecinal
El impacto de esta situación no solo afecta a los escolares que utilizan la plaza a diario, sino también a los vecinos del entorno. «No podemos salir tranquilos ni siquiera a pasear al perro. Cuando llegamos por la mañana, la suciedad y los destrozos son el reflejo de lo que ha pasado durante la noche», lamenta un vecino que prefiere permanecer en el anonimato.
La inseguridad ha generado miedo entre los residentes, quienes evitan transitar por la plaza al caer la noche. «Hay zonas de Sevilla que parecen olvidadas por las autoridades, y esta es una de ellas. Lo que antes era un lugar de encuentro ahora es un espacio donde uno no se siente seguro», añade.
Falta de respuesta municipal
A pesar de las constantes denuncias a través de aplicaciones municipales, redes sociales y quejas directas, los vecinos aseguran que la respuesta de las autoridades es insuficiente. «Lipasam apenas pasa por aquí, y cuando lo hace, se limita a recoger lo más visible, pero la plaza necesita una limpieza profunda y regular», explica Rosa.
Los vecinos también exigen una mayor presencia policial en la zona para disuadir las actividades delictivas. «Necesitamos patrullas que no solo pasen, sino que se queden para controlar lo que ocurre, sobre todo por las noches. Hay una clara sensación de impunidad entre quienes vienen aquí a hacer botellón o algo peor», reclama Auxi.
«No pedimos milagros, pedimos lo justo»
Los residentes insisten en que no buscan un trato especial, pero sí exigen que la plaza reciba la atención mínima necesaria para garantizar la seguridad e higiene de quienes la utilizan. «Entendemos que Sevilla es grande, pero parece que las zonas fuera del casco histórico más turístico no existen para el Ayuntamiento. Solo queremos que nuestros hijos puedan jugar sin riesgo y que nosotros podamos caminar sin miedo», concluye Rosa.
La Plaza de las Mercedarias, en pleno corazón de la Judería sevillana, se encuentra ahora en el centro de una lucha vecinal que busca recuperar este espacio emblemático para el uso y disfrute de toda la vecindad. Los vecinos advierten que, de no obtener respuestas, no descartan tomar medidas más contundentes para exigir que se priorice la seguridad y el bienestar en el barrio.