La Guardia Civil investiga el hallazgo del cadáver de un hombre de 62 años, natural de la provincia de Sevilla, localizado este viernes en un tramo del río Guadalquivir próximo a la localidad gaditana de Trebujena. El cuerpo fue avistado por varios pescadores que faenaban en la zona y que, tras dar aviso a los servicios de emergencia, permitieron que una patrullera del servicio marítimo de la Guardia Civil de Cádiz acudiera rápidamente al lugar para rescatar el cadáver y trasladarlo al puerto de Chipiona.
Lo que más llamó la atención de los agentes fue la forma en que se encontró el cuerpo: el fallecido tenía una cadena atada al cuello, sujeta a una mochila cargada de ladrillos, un método rudimentario pero efectivo para intentar hundirlo y dificultar su localización. Las fuentes oficiales consultadas por ABC no han confirmado de momento las causas de la muerte ni su vinculación directa con el crimen organizado, aunque todo apunta a un ajuste de cuentas, un recurso habitual en los entornos de alta conflictividad asociados al narcotráfico.
Ruta habitual del narcotráfico
Este macabro hallazgo pone de nuevo en evidencia la grave situación que vive el Guadalquivir, convertido en los últimos años en una de las principales autopistas del narcotráfico hacia Andalucía Occidental. Tradicionalmente, los grupos criminales utilizaban el río para el contrabando de tabaco y el transporte de hachís desde el norte de África, pero en los últimos tiempos se ha detectado un preocupante cambio en las mercancías y en los actores que controlan estas rutas: ahora es la cocaína la que circula de forma preferente, y las redes implicadas cuentan con la participación de organizaciones mucho más violentas y estructuradas, procedentes de Colombia y Europa del Este.
El río, que atraviesa gran parte del territorio andaluz, ofrece una vía de entrada discreta y difícil de controlar para las autoridades, especialmente en tramos poco vigilados o de difícil acceso. Las embarcaciones rápidas, conocidas como narcolanchas, navegan cargadas de combustible o estupefacientes, en ocasiones escoltadas por vehículos todoterreno que se desplazan por la ribera para garantizar la seguridad de las operaciones.
El hallazgo del cadáver se produce apenas unas semanas después de un nuevo episodio de tensión en estas aguas: agentes de la Guardia Civil protagonizaron una persecución a una narcolancha que había partido de Coria del Río transportando 26 garrafas de gasolina, presumiblemente para abastecer a otras embarcaciones que cruzan el Estrecho. La operación terminó cuando la lancha encalló en las salinas de Bonanza, permitiendo la detención de tres tripulantes.
La criminalidad en el Guadalquivir
El incremento de la violencia en torno al Guadalquivir refleja la transformación de la criminalidad en esta vía fluvial, que en los últimos años ha pasado de ser un escenario de contrabando relativamente controlado a un corredor donde se mezclan nuevas mafias, armas, ajustes de cuentas y una logística cada vez más sofisticada. La Guardia Civil mantiene un refuerzo permanente de patrullas, tanto marítimas como terrestres, pero admite la dificultad de combatir un fenómeno que aprovecha la geografía del río y su extensa red de ramificaciones para evadir los controles.
La investigación sobre la muerte del sevillano continúa abierta. No se descarta ninguna hipótesis, aunque los investigadores consideran muy probable que el crimen esté relacionado con las pugnas internas entre clanes por el control del tráfico de drogas en el Guadalquivir, una ruta que, cada vez más, concentra el interés y las operaciones de las grandes organizaciones criminales internacionales.