El virus del Nilo continúa sembrando el pánico en Sevilla

Tras presentar una debilidad repentina en las piernas, su estado se deterioró rápidamente hasta llevarlo a la parálisis completa

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Manifestantes por la situación que se vive con el virus del Nilo.
Manifestación pidiendo medidas contra el virus del Nilo.

A pesar de las medidas preventivas y los esfuerzos informativos de las autoridades sanitarias, la enfermedad sigue cobrando vidas en la provincia. La última víctima mortal ha sido un vecino de la urbanización El Corzo, en Carmona, cuya infección por el virus del Nilo Occidental fue confirmada tras su fallecimiento.

La noticia ha conmocionado a la familia del fallecido, que asegura haber sido informada de la infección por el Instituto de Toxicología un día después de la incineración. Esta demora en la comunicación oficial ha generado un profundo malestar entre los familiares, quienes sienten que no se les ha tratado con la transparencia y sensibilidad que la situación requería.

La Consejería de Salud, por su parte, mantiene que la muerte del vecino de Carmona no está oficialmente registrada como consecuencia del virus del Nilo, argumentando que el fallecimiento se debió a patologías previas. Sin embargo, esta versión oficial contrasta con la percepción de la familia y genera dudas sobre la fiabilidad de los datos oficiales.

La opacidad en la gestión de esta crisis sanitaria está generando un clima de desconfianza entre la población. Mientras las autoridades sanitarias insisten en que la situación está bajo control y que se están tomando todas las medidas necesarias, los ciudadanos se muestran cada vez más preocupados y demandan una mayor transparencia y claridad en la información.

La muerte de cinco personas en la provincia de Sevilla, además de la mujer navarra que falleció tras contraer el virus en Utrera, pone de manifiesto la gravedad de la situación y la necesidad de intensificar las medidas de prevención y control.

Un hombre de 72 años

Según el relato de su hija, el fallecido llevaba una vida activa y autónoma, a pesar de padecer hipertensión, diabetes controlada y un cáncer de próstata en tratamiento.

Todo cambió de manera abrupta a principios de agosto. Tras presentar una debilidad repentina en las piernas, su estado se deterioró rápidamente hasta llevarlo a la parálisis completa. Ingresado en el hospital, su familia vivió días de angustia e incertidumbre, sin obtener una respuesta clara sobre el origen de su enfermedad.

«Nos dijeron que podría ser un efecto secundario de la quimioterapia, luego hablaron de enfermedades raras… Pero nadie mencionó el virus del Nilo, a pesar de la alerta sanitaria», lamenta la hija. La familia asegura que el diagnóstico de miastenia de grado 1, que el padre padecía desde hacía tiempo, no justificaba la gravedad y rapidez de su deterioro.

La ausencia de un diagnóstico claro y la falta de información por parte del personal médico han generado en la familia una profunda sensación de impotencia y frustración. «Mi padre se marchó sin saber qué le pasaba», confiesa la hija, quien reclama una investigación exhaustiva para esclarecer las causas de la muerte de su progenitor y así poder encontrar cierta paz.

Este caso pone de manifiesto la necesidad de una mayor transparencia y comunicación por parte de las instituciones sanitarias en situaciones de crisis. La familia del fallecido exige respuestas y reclama justicia, mientras que la comunidad se pregunta si se están tomando todas las medidas necesarias para hacer frente a la amenaza del virus del Nilo.