A las 2:42 de la madrugada, cuando el cielo de la aldea apenas distinguía la noche del amanecer, el tiempo se detuvo en El Rocío. Fue el instante exacto en que los almonteños saltaron la reja para reencontrarse con la Virgen, la Blanca Paloma, desatando la emoción contenida durante horas en la ermita y sus alrededores. La procesión de la Virgen del Rocío había comenzado.
Este 2025, el salto a la reja se ha convertido en el más madrugador del siglo, solo diez minutos más tarde que el récord establecido en 2008 (a las 2:32) y quince minutos antes que el vivido el año pasado. El momento álgido de la romería coincidió con la entrada del Simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte en la ermita, cuando Isabel Díaz, hermana mayor y portadora de la insignia, se encontró frente a frente con la imagen de la Virgen.
En cuestión de segundos, los devotos que rodeaban el paso procedieron a bajar a la Virgen del presbiterio, en medio del repique de campanas y vítores que estremecían cada rincón del templo. Apenas cuatro minutos después del salto, la Virgen ya salía al pórtico del santuario, sostenida por los hombros de sus hijos, rumbo a una explanada llena de miles de fieles que aguardaban con devoción.
Un recorrido ampliado y momentos inéditos en la aldea del Rocío
Como manda la tradición, la Blanca Paloma se dirigió hacia el lateral izquierdo de la ermita, el que da a la marisma, para comenzar su visita a las 127 hermandades filiales, empezando por la de Huévar del Aljarafe (Sevilla). Este año, el itinerario se ha ampliado al incluir un paso por la Plaza Doñana, una modificación que busca agilizar la procesión y que ha permitido vivir momentos inéditos, como el paso de la Virgen por la puerta de la casa de la Hermandad de Sevilla.
Vestida con el conjunto conocido como el de los Apóstoles —elaborado entre 1951 y 1956 con hilos de oro y seda sobre tisú de plata—, la Virgen del Rocío lucía radiante. Completan su atuendo la media luna sobredorada, las coronas y cetro de su Coronación Canónica en 1919 y un rostrillo donado por el canónigo Muñoz y Pabón. El exorno floral, obra de Mamé de la Vega, se componía de calas blancas, orquídeas y flores secas en tonos cálidos, inspirado en el cartel de la Romería de este año.
Una espera tensa y emotiva
Horas antes del salto, la ermita y sus alrededores ya eran un hervidero de devotos. Desde antes de la medianoche comenzaron a llegar fieles para presenciar el rezo del Santo Rosario, mientras los simpecados de las hermandades filiales desfilaban por el santuario. Dentro, la nave central del templo permanecía despejada, reservada para el momento clave: la entrada del Simpecado de la Matriz y el posterior salto.
La tensión era palpable conforme avanzaban los minutos. Algunos intentos anticipados de salto, como el producido cerca de la 1:00, daban cuenta de la ansiedad contenida. Sin embargo, la espera también estuvo marcada por momentos conmovedores, como el protagonizado por un grupo de almonteños que alzaron la silla de ruedas de una joven devota para acercarla a la Virgen, arrancando lágrimas entre los presentes.
Historia reciente de los saltos para sacar a la Virgen del Rocío
En lo que va de siglo, el salto de la reja ha oscilado entre las 2:32 y las 3:32 de la madrugada. Desde el más tardío, en 2001, hasta los madrugadores de 2008 (2:32) y ahora el de 2025 (2:42), este momento sigue marcando el pulso emocional de la romería. Exceptuando los años 2020 y 2021, en los que la pandemia impidió la celebración, se han registrado 22 saltos que resumen la intensidad de una tradición viva.
Una vez más, El Rocío ha escrito otra página de fervor, emoción y fe, donde el reloj se detiene para dejar paso a lo eterno: el encuentro de un pueblo con su Virgen.