El narcotráfico en Cádiz-Sevilla, un cambio de ruta y un nuevo paradigma

Si bien este grupo de élite OCOC-Sur logró dificultar las operaciones de alijo en la zona del Estrecho de Gibraltar, su desaparición ha dado lugar a un repunte de la actividad en el río Guadalquivir

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Goma trasladando fardos de droga.
Embarcación cargando droga.

La trágica muerte de dos agentes de la Guardia Civil en Barbate el pasado 9 de febrero ha reavivado el foco sobre el narcotráfico en Cádiz. Si bien este municipio ha estado históricamente asociado a esta actividad ilícita, lo cierto es que el epicentro del tráfico de drogas en la provincia se ha desplazado hacia el río Guadalquivir.

Los narcotraficantes han optado por una estrategia de «Go West», abandonando las rutas tradicionales del Estrecho de Gibraltar y moviendo sus operaciones hacia el oeste, donde encuentran un mayor espacio para maniobrar y burlar a las autoridades. Sanlúcar de Barrameda y Chipiona, en la desembocadura del Guadalquivir, se han convertido en los nuevos puntos calientes del narcotráfico gaditano.

Lejos de competir entre sí, los clanes dedicados al narcotráfico en la zona han establecido redes de colaboración que benefician a todos los implicados. Esta «Sociedad del Guadalquivir» se nutre del apoyo popular en las zonas más deprimidas y olvidadas por las administraciones, creando un contexto donde la lucha contra el narcotráfico no se limita a incautar lanchas y droga. Se trata de un problema estructural y profundamente arraigado que requiere soluciones integrales que aborden las causas de fondo.

Más allá de las gomas

La respuesta al narcotráfico en el Guadalquivir no puede basarse únicamente en el aumento de la presencia policial o en medidas represivas. Es necesario un enfoque holístico que incluya medidas de desarrollo social y económico en las zonas más afectadas, así como un trabajo coordinado entre las diferentes administraciones y organismos implicados.

Combatir el narcotráfico en el Guadalquivir es un reto complejo que exige un compromiso a largo plazo y una estrategia integral. Solo mediante un abordaje multifacético que ataque las raíces del problema y ofrezca alternativas a la población más vulnerable se podrá erradicar esta lacra que tanto daño causa a la sociedad gaditana.

El declive del OCON-Sur y el auge del narcotráfico en el Guadalquivir

La disolución del Organismo de Coordinación del Narcotráfico Sur (OCON-Sur) en 2018 ha tenido un impacto significativo en la dinámica del narcotráfico en Cádiz y Sevilla. Si bien este grupo de élite logró dificultar las operaciones de alijo en la zona del Estrecho de Gibraltar, su desaparición ha dado lugar a un repunte de la actividad en el río Guadalquivir.

Los narcotraficantes, ante la presión del OCON-Sur, se vieron obligados a buscar rutas alternativas. Es así como el Guadalquivir, con sus 90 kilómetros navegables, se ha convertido en el nuevo epicentro del tráfico de drogas en la provincia. La facilidad de acceso y la mayor amplitud del río les permiten a los narcos maniobrar con mayor libertad y evadir la vigilancia policial.

A diferencia de otras mafias internacionales, donde la competencia feroz y la violencia son la norma, en Cádiz existe una peculiar «Sociedad del Guadalquivir» basada en la colaboración entre clanes. Cada grupo aporta lo que mejor sabe hacer: lanchas, tripulación, personal en tierra, guarderías… Un modelo de «UTE» (Unión Temporal de Empresas) del narcotráfico que les permite optimizar recursos, maximizar beneficios y minimizar riesgos.

La tarta de cumpleaños como símbolo del «narcobienestar»

La imagen de una tarta de cumpleaños decorada con una narcolancha escapando de la Guardia Civil y fardos de hachís refleja la cruda realidad del «narcobienestar» en algunos barrios de Cádiz, como La Atunara en La Línea de la Concepción. La ostentación de riqueza ilícita y la impunidad ante la ley se han convertido en elementos normalizados en estas zonas, donde la policía parece no tener control.

Combatir el narcotráfico en Cádiz requiere un enfoque holístico que vaya más allá de la mera represión policial. Es necesario abordar las causas socioeconómicas que alimentan este problema, como la pobreza, el desempleo y la falta de oportunidades. Solo mediante un trabajo conjunto entre las diferentes instituciones y la sociedad civil se podrá erradicar esta lacra que tanto daño causa a la provincia.

El narco como «proveedor social» en una provincia abandonada

La imagen de la tarta de cumpleaños con la narcolancha ilustra la preocupante aceptación que tiene el narcotráfico en algunos estratos de la sociedad gaditana. Los narcos que atentaron contra los guardias civiles eran de La Línea, pero los que jaleaban en el vídeo eran de Barbate. Y la tarta, por supuesto, también de La Línea.

Esta realidad no se limita a la costa. En toda la provincia, las elevadas tasas de paro evidencian la falta de un proyecto de base. La ausencia de industria y la escasa inversión obligan a muchos a depender de la temporada turística, una fuente de ingresos inestable y precaria.

Es en este contexto de necesidad donde el narcotráfico encuentra terreno fértil. Los narcos, con su dinero ilícito, suplen las carencias que el Estado no atiende, ganándose así el favor popular. Ofrecen trabajo, arreglan calles e infraestructuras en los barrios más desfavorecidos, creando una falsa sensación de bienestar que Francisco Mena define como «narcobienestar».

Esta situación ha dado lugar a una paradoja: en muchas zonas, los narcos gozan de mejor reputación que las fuerzas de seguridad. «A nuestro helicóptero lo recibían a pedradas», recuerda un agente de la Guardia Civil. La desconfianza hacia las instituciones y la sensación de abandono por parte del Estado han hecho que la población vea en los narcos a una figura que les proporciona lo que las autoridades no les dan.

Francisco Mena, activista antidroga, ha propuesto un plan de reactivación económica para la provincia de Cádiz. Sin embargo, como ya ha ocurrido en el pasado, las promesas de inversión y desarrollo se diluyen en la burocracia y la falta de voluntad política.

Mientras tanto, el narcotráfico se reinventa. Se mueve hacia el oeste, hacia el Guadalquivir, buscando nuevas rutas y nuevos mercados. Y aunque las fuerzas de seguridad demandan más recursos, Mena lo tiene claro: «Esto no se arregla con más agentes o lanchas más potentes. Hace falta un profundo cambio estructural o estaremos en las mismas siempre».

La situación en Cádiz y/o Sevilla exige una respuesta urgente y contundente por parte de las autoridades. Un plan integral que aborde las causas socioeconómicas del problema, fomente la inversión en sectores productivos y cree oportunidades de empleo dignas. Solo así se podrá erradicar el «narcobienestar» y construir un futuro para Cádiz más allá del narcotráfico.