Sevilla se ha convertido en un escenario ideal para los servicios de movilidad compartida, con una amplia oferta de motos de alquiler que permiten a ciudadanos y turistas desplazarse de forma rápida y eficiente por sus calles. Empresas como Acciona y Cabify lideran este sector, ofreciendo una alternativa sostenible y práctica al transporte privado y público. Sin embargo, detrás de esta aparente comodidad y modernidad, se esconde una preocupante realidad: el mal estado de mantenimiento de muchas de estas motocicletas supone un riesgo para la seguridad de los usuarios.
Frenos defectuosos, un problema recurrente
Uno de los problemas más alarmantes que denuncian los usuarios es el mal funcionamiento de los frenos. Numerosos conductores ocasionales han informado de casos en los que los frenos responden con retraso, emiten ruidos inusuales o, en el peor de los casos, apenas funcionan. Esta situación representa un peligro evidente, sobre todo en una ciudad como Sevilla, donde el tráfico y las estrechas calles del casco histórico exigen una respuesta rápida y precisa de los sistemas de frenado.
«Es aterrador», comenta Javier Muñoz, un joven sevillano que utiliza estos servicios para desplazarse diariamente al trabajo. «Hace unas semanas alquilé una moto de Acciona y al intentar frenar en un cruce, los frenos apenas respondieron. Fue una experiencia tremenda, muy peligrosa».
El testimonio de Javier no es un caso aislado. Las redes sociales y foros de movilidad están llenos de denuncias similares, lo que evidencia un problema sistémico de mantenimiento por parte de las empresas que gestionan estos vehículos.
Una revisión mecánica insuficiente
Según las normas de la DGT, los vehículos de alquiler deben someterse a revisiones periódicas para garantizar su correcto funcionamiento. Sin embargo, la realidad parece estar lejos de este ideal. Fuentes del sector aseguran que el volumen de usuarios y el uso intensivo de las motos hacen que el desgaste sea mucho mayor que en vehículos particulares. Aún así, muchas de estas empresas no parecen realizar inspecciones frecuentes o rigurosas, lo que incrementa el riesgo de accidentes.
«La alta rotación de las motos de alquiler hace que el desgaste de componentes como los frenos sea muy rápido. Si no hay una revisión constante, el riesgo aumenta exponencialmente», explica un mecánico que ha trabajado para una de estas compañías y que prefiere mantenerse en el anonimato.
Falta de responsabilidad y comunicación con los usuarios
Otro aspecto que genera indignación entre los usuarios es la falta de atención al cliente por parte de las empresas de alquiler. Muchos usuarios aseguran que, tras informar de averías, no reciben respuestas claras ni soluciones inmediatas, «si acaso te devuelven el dinero, pero si tienes un accidente en el hospital el dinero de poco te sirve» dice Manuel Moreno, otro usuario que denuncia el estado de las motos de alquiler.. En algunos casos, las motos defectuosas permanecen disponibles para alquiler, perpetuando el riesgo para futuros conductores.
«Cuando informé que los frenos de una moto no funcionaban bien, me dijeron que tomarían nota, pero la moto seguía aparcada en el mismo lugar horas después», comenta Ana Ramírez, estudiante universitaria.
Los peligros para conductores ocasionales
El perfil de muchos usuarios de estas motos es el de conductores ocasionales, personas que no están habituadas a conducir motocicletas o ciclomotores en su día a día. Esto agrava aún más el problema, ya que estos conductores pueden no detectar de inmediato un defecto en los frenos o en otras partes mecánicas hasta que ya es demasiado tarde.
El peligro no solo afecta a quienes alquilan las motos, sino también a peatones y otros vehículos que comparten las calles de Sevilla. Los accidentes derivados de estos fallos mecánicos pueden tener consecuencias graves y, en algunos casos, fatales.
La necesidad de soluciones urgentes
Ante esta situación, se hace urgente que las empresas de alquiler de motos tomen medidas para garantizar la seguridad de sus vehículos. Esto incluye un programa de mantenimiento más estricto, revisiones mecánicas frecuentes y una comunicación más transparente con los usuarios. Además, las autoridades locales y autonómicas también deben ejercer un mayor control sobre estas compañías para asegurar el cumplimiento de las normativas.
Mientras tanto, los usuarios deben extremar las precauciones y revisar el estado de la moto antes de iniciar cualquier trayecto. Aunque esta no debería ser una responsabilidad del conductor, puede ser la única forma de evitar un accidente.
Sevilla no puede permitirse que un servicio pensado para mejorar la movilidad urbana se convierta en un riesgo para la seguridad vial. La modernidad y la sostenibilidad no pueden ir en detrimento de la vida de quienes confían en estas soluciones de transporte. Es momento de actuar.
