
El experimento científico en Sevilla que pone en duda todo lo que creíamos saber sobre la ouija
La Ouija bajo la lupa: un experimento en Sevilla pone en duda su misterio

Repesco un experimento que hicimos en Sevilla hace unos años. En un laboratorio universitario en Sevilla, un grupo de investigadores decidió enfrentar uno de los enigmas más persistentes de la cultura popular: ¿quién mueve realmente el puntero de la ouija?
El experimento, realizado bajo estrictas condiciones de control, contó con la participación de científicos, investigadores y voluntarios. Se utilizaron sensores de movimiento en los antebrazos y manos de los participantes para registrar cada microgesto, intentando comprobar la hipótesis del movimiento ideomotriz, es decir, los movimientos inconscientes del cuerpo que podrían explicar el desplazamiento del puntero.
El resultado sorprendió a todos. Según los datos obtenidos, los sensores no detectaron ningún movimiento involuntario durante las sesiones más activas. El puntero, inexplicablemente, se desplazó hacia letras y palabras con sentido, a pesar de que los participantes aseguraban no ejercer presión alguna.
Para eliminar la posibilidad de memoria visual o sesgos, los organizadores presentaron una versión del tablero con las letras completamente desordenadas, lo que añadió un nivel adicional de confusión. Aun así, sorprendentemente, las respuestas seguían formando mensajes coherentes.
Desde el punto de vista de la psicología experimental, la ouija ha sido históricamente explicada como un fenómeno ideomotor, un reflejo inconsciente provocado por expectativas o emociones compartidas. No obstante, los resultados del experimento sevillano han reavivado el debate.
El doctor Torres, neuropsicólogo participante en la investigación, señaló que “la ausencia de microgestos no significa necesariamente que haya intervención externa, pero sí cuestiona nuestras explicaciones tradicionales sobre el subconsciente colectivo”.
El estudio también destacó el papel de la sugestión social, fue el momento cuando uno de los participantes creía que el master (puntero) se movía, los demás tendían a coincidir en esa percepción.
En términos científicos, se trató de una muestra de sincronización cognitiva grupal, una especie de “hipnosis compartida” que podría explicar parte del fenómeno, aunque no en su totalidad y no todos estaban conformes con ello, era como una lucha entre dos partes irreconciliables analizando este fenómeno.
Evaluación parapsicológica de la ouija: ¿una puerta entre dos mundos?
Del otro lado del debate, el equipo de investigadores de lo paranormal, con Jesús García y Jose Manuel García a la cabeza, interpretó los mismos resultados desde otra óptica. Según su análisis, la falta de movimiento físico no descarta una interacción energética o psíquica.
“Lo que observamos en Sevilla no fue una sesión mística improvisada, sino un entorno controlado donde se mantuvo una conexión inexplicable entre los participantes y el tablero”, explicó Jesús García.
Los parapsicólogos e investigadores destacaron que el tablero con letras desordenadas demostró que los mensajes no provenían de la memoria visual de los participantes, lo que —a su juicio— apunta a la posibilidad de una transmisión no consciente de información.
Además, en un segundo experimento se les tapó los ojos a los participantes y fue igualmente acertado y coherente el mensaje. ¿Cómo se explica esto?
Aunque sin pruebas concluyentes, el equipo considera que la ouija podría funcionar como un medio de canalización psíquica, más que como un simple juego de mesa. Aunque no sentencian ni dan por seguro nada dejando la puerta abierta a otras explicaciones.
Entre los pros, el estudio sevillano -realizado en 2022- aporta una aproximación metodológica novedosa como es la aplicación de tecnología biométrica para medir lo que hasta ahora era considerado un fenómeno exclusivamente esotérico. Igualmente se fomenta el diálogo entre ciencia y parapsicología, dos disciplinas que rara vez colaboran.
Entre los contras, los críticos advierten que el tamaño de la muestra fue pequeño y que las condiciones emocionales de los voluntarios podrían haber influido en los resultados. Otros señalan que los movimientos mínimos, incluso imperceptibles para los sensores, podrían seguir explicando la ilusión del desplazamiento. El que no fuerza una explicación es por que no quiere...
Aun sin resolver el misterio, el experimento de Sevilla ha abierto una nueva etapa en el estudio de la ouija. Ni la ciencia ni la parapsicología reclaman la verdad absoluta, pero ambas coinciden en algo y ese "algo" es que el tablero sigue siendo un espejo inquietante del subconsciente humano, o quizás, de algo más.