Puerta de acceso en blanca con letras azules que pone "Economato Social".
Economato social de las Hermandades.

El Economato de las Hermandades afronta su momento más difícil: sin sede y con 600 familias en riesgo

El Economato Social de las Hermandades de Sevilla busca sede urgente tras 17 años en Narciso Bonaplata

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En pleno corazón de Sevilla, una de las iniciativas solidarias más emblemáticas de las hermandades atraviesa una situación crítica. El Economato Social de la Fundación Benéfico Asistencial Casco Antiguo, que desde hace más de dos décadas presta ayuda a centenares de familias en situación de vulnerabilidad, se enfrenta a la necesidad urgente de encontrar una nueva sede.

El motivo es la finalización del contrato de alquiler de su actual inmueble en la calle Narciso Bonaplata, que no será renovado tras 17 años de actividad ininterrumpida.

El aviso llegó recientemente a través de un burofax, según confirmó la dirección de la fundación, presidida por Francisco Polo, hermano mayor de las Penas. “Nos comunicaron que no se renovará el contrato a partir de mayo, por lo que debemos abandonar el local”, explicó el presidente.

La entidad, que reúne el esfuerzo conjunto de 40 hermandades y dos cáritas parroquiales, se enfrenta ahora a una cuenta atrás para encontrar un espacio que reúna las condiciones necesarias: amplio, bien situado y accesible para sus beneficiarios.

Una labor de 25 años al servicio de los más necesitados

El Economato Social de las hermandades nació hace 25 años con un objetivo claro como es ofrecer alimentos y productos básicos a familias con escasos recursos, aplicando un modelo solidario en el que los beneficiarios pagan solo el 25% del valor real de los productos, mientras que el resto es cubierto por las hermandades.

Su primera sede estuvo en la calle Peral, hasta que, hace 16 años, se trasladó a Narciso Bonaplata, donde ha permanecido desde entonces.

En la actualidad, el economato atiende mensualmente a más de 600 familias, además de 15 conventos y seis instituciones religiosas que también se benefician de esta red solidaria.

Diariamente, decenas de personas hacen cola a las puertas del local para acceder a los productos básicos que les permiten sobrellevar una economía familiar cada vez más ajustada.

Desde que se conoció la decisión de la propiedad de no renovar el alquiler, la fundación ha intensificado la búsqueda de un nuevo local.

El principal obstáculo, explican, es el alto coste de los alquileres en el centro de Sevilla, una zona donde la especulación inmobiliaria ha disparado los precios debido al auge de locales destinados al turismo.

“Competimos con negocios que pueden pagar rentas muy superiores, como supermercados o establecimientos turísticos, y eso complica mucho las opciones”, señala Polo. Ante esta situación, la entidad ha solicitado la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla, confiando en que la administración local pueda facilitarles un espacio público o mediar para encontrar una ubicación adecuada.

“Estamos buscando con la ayuda del Ayuntamiento, ya que prestamos un servicio de interés público y somos una fundación sin ánimo de lucro. Somos optimistas en que alguna de las gestiones cuaje”, expresó el presidente.

Apoyo de hermandades y conventos de Sevilla

Paralelamente, la Fundación Casco Antiguo también ha iniciado contactos directos con particulares e instituciones religiosas. En particular, se ha sondeado la posibilidad de que algún convento del casco histórico disponga de dependencias que puedan adaptarse a las necesidades del economato.

La respuesta del entorno eclesiástico ha sido positiva, aunque todavía no se ha concretado una solución definitiva.

El reto es mayúsculo: el nuevo local debe contar con espacio suficiente para almacenar alimentos y productos de primera necesidad, además de permitir una atención digna y fluida a los usuarios. La esperanza, sin embargo, sigue intacta.

“Es la obra de caridad conjunta de las hermandades más grande y sería una pena que se tuviera que paralizar”, subraya Polo, apelando a la solidaridad sevillana.

Una obra que Sevilla no puede perder

Más allá de los muros del economato, la labor de la Fundación Casco Antiguo se ha convertido en un símbolo de compromiso social dentro de la ciudad. Las hermandades, tradicionalmente vinculadas al culto y a la cultura, han encontrado en esta iniciativa un modo de transformar la devoción en acción concreta.

La posible pérdida de su sede no solo pondría en riesgo la continuidad del servicio, sino también el apoyo esencial que miles de personas reciben cada año gracias a esta red fraterna.

La cuenta atrás ha comenzado. Mientras mayo se acerca, las hermandades trabajan contrarreloj para que el economato —emblema de solidaridad y fe compartida— no se vea obligado a cerrar sus puertas.