Sevilla enfrenta este verano un problema creciente que amenaza tanto la salubridad como la tranquilidad de sus hogares y negocios: una invasión masiva de cucarachas. El brusco cambio climático, con una primavera excepcionalmente lluviosa seguida de temperaturas que superan los 40ºC, ha creado el entorno perfecto para que estos insectos proliferen sin control.
Según confirman las empresas especializadas en control de plagas, la situación este año es especialmente grave. Ángel Ramírez, director de Seviplagas, a Diario de Sevilla, afirma que solo en mayo han recibido un 60% más de avisos que en el mismo mes del año anterior, y cerca de 300 de ellos correspondían a nuevos clientes. “Estamos ante un aumento inusual, propiciado por las condiciones ambientales extremas”, advierte.
La protagonista principal de esta oleada es la cucaracha americana (Periplaneta americana), una especie estacional que habita principalmente en las arquetas y colectores del alcantarillado público. De color marrón rojizo y con un tamaño que puede alcanzar los cinco centímetros, esta cucaracha tiene una alta presencia en zonas húmedas como el Aljarafe, Coria del Río y Triana, especialmente cerca de los márgenes fluviales.
“El calor extremo juega un papel crucial”, explica Ramírez. “Si en la superficie hay 40ºC, en el subsuelo se superan fácilmente los 45ºC, lo que obliga a las cucarachas a salir al exterior. Cuando las temperaturas subterráneas alcanzan los 50ºC, las proteínas se desnaturalizan y las condiciones dejan de ser viables para su supervivencia”.
Características de las cucarachas en Sevilla
A diferencia de esta especie estacional, la cucaracha alemana (Blattella germanica), habitual en bares y restaurantes, está presente durante todo el año. Más pequeña y alargada, del tamaño de una uña, esta cucaracha suele llegar junto con las mercancías de proveedores y se instala en motores de congeladores, neveras y botelleros. “Se refugian en los lugares más cálidos y húmedos de las cocinas, donde es muy difícil detectarlas al principio”, detalla Ramírez.
La lucha contra estas plagas se ha complicado en los últimos años debido a la normativa europea en vigor. El Reglamento nº 528/2012 de la Unión Europea promueve el uso de biocidas con bajo efecto residual, es decir, menos duraderos pero más seguros para la salud humana y el medio ambiente. “Antes bastaba con aplicar un tratamiento una vez al año para mantener a raya las cucarachas. Ahora, los productos se degradan más rápido con el calor, y además no hay insecticidas que eliminen los huevos”, lamenta el experto.
Ante esta situación, los profesionales recomiendan aplicar un segundo tratamiento pasado un ciclo de vida, aproximadamente 30 días después del primero. Esto ayuda a romper el ciclo reproductivo y prevenir rebrotes. Además, han aparecido alternativas más modernas y menos invasivas, como los cebos en gel para cucarachas alemanas, que actúan con un efecto cascada dentro de los nidos, o los tratamientos con polímeros que obstruyen las tráqueas de los insectos.
Con la llegada del verano, los sevillanos deberán convivir con esta amenaza a la salud. La prevención, la higiene y la intervención profesional seguirán siendo las claves para evitar que las cucarachas se conviertan en las indeseables inquilinas del calor.