El auge del consumo de la cocaína en Sevilla

El consumo de cocaína se asocia a una amplia gama de problemas de salud, desde trastornos psicóticos y enfermedades cardiovasculares hasta un mayor riesgo de muerte por suicidio, accidentes y enfermedades infecciosas

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Consumo de cocaína.
El consumo de la cocaína ha aumentado en Sevilla.

La escalada del consumo de cocaína en Sevilla ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años, convirtiéndose en un grave problema de salud pública que demanda una respuesta urgente. Según datos de organizaciones especializadas como Proyecto Hombre, la demanda de esta sustancia ha experimentado un crecimiento exponencial, superando incluso al alcohol y afectando a un segmento cada vez más amplio de la población, especialmente a los mayores de 31 años.

La facilidad de acceso a la cocaína, favorecida por una distribución a gran escala a través de los principales puertos europeos, es uno de los factores clave que explican este preocupante fenómeno. La Unión Europea alerta sobre el aumento de la disponibilidad de esta droga y advierte sobre las graves consecuencias para la salud, tanto a nivel individual como social. El consumo de cocaína se asocia a una amplia gama de problemas de salud, desde trastornos psicóticos y enfermedades cardiovasculares hasta un mayor riesgo de muerte por suicidio, accidentes y enfermedades infecciosas.

La combinación de cocaína y alcohol, cada vez más frecuente, agrava aún más los riesgos para la salud, ya que la presencia de ambas sustancias en el organismo genera cocaetileno, una sustancia altamente tóxica. Además, el consumo de cocaína se vincula a una mayor prevalencia de trastornos mentales, lo que complica aún más el tratamiento y la recuperación de las personas afectadas.

La creciente demanda de cocaína ha generado un lucrativo mercado negro, que a su vez alimenta la violencia y la criminalidad. La competencia entre las distintas organizaciones criminales, tanto a nivel mayorista como minorista, ha dado lugar a un aumento de los homicidios, las agresiones y la corrupción. Además, el consumo de cocaína, especialmente en forma de crack, se ha extendido entre las comunidades más vulnerables, agravando las desigualdades sociales y sanitarias.

En cifras

El año 2022 marcó un hito con la incautación récord de 323 toneladas de cocaína, lo que evidencia la magnitud del problema. Países como Bélgica, España y los Países Bajos se han convertido en las principales puertas de entrada de esta droga al continente, siendo España escenario de incautaciones históricas, como las 9,5 toneladas ocultas en plátanos y descubiertas en el puerto de Algeciras.

La dinámica del tráfico de cocaína es altamente adaptable, respondiendo a cambios geopolíticos y conflictos regionales. Los acontecimientos en Colombia, Brasil y Ecuador han favorecido el aumento del tráfico hacia Europa, obligando a las organizaciones criminales a diversificar sus rutas y métodos. El uso de narcosubmarinos, laboratorios clandestinos y la ocultación de la droga en productos comerciales son cada vez más comunes.

Ante la intensificación de los controles en los principales puertos, los traficantes han redirigido sus operaciones hacia puertos más pequeños y vulnerables, tanto dentro como fuera de la Unión Europea. Países como Suecia y Noruega han experimentado un aumento significativo de las incautaciones, lo que demuestra la expansión geográfica del problema.

A pesar de las grandes incautaciones, la pureza y el precio de la cocaína se mantienen estables, lo que sugiere una alta capacidad de producción y distribución. La existencia de laboratorios clandestinos en Europa, donde se procesa la cocaína y se extrae de otros materiales, dificulta su detección y contribuye a mantener un suministro constante.

Las consecuencias del aumento del consumo de cocaína son alarmantes. Esta droga se ha convertido en la segunda más consumida en Europa, y su uso se asocia a un incremento de las muertes por sobredosis, problemas cardiovasculares y la propagación de enfermedades infecciosas como el VIH. Además, el consumo de cocaína se ha extendido a grupos sociales cada vez más vulnerables, agravando las desigualdades existentes.

El tratamiento de las adicciones a la cocaína es complejo y desafiante, especialmente en el caso de los grupos más marginados que combinan el consumo de cocaína con otras sustancias. La falta de tratamientos farmacológicos efectivos y la complejidad de los problemas asociados a estas adicciones dificultan la recuperación de los pacientes.

El narcotráfico de cocaína representa una amenaza creciente para la salud pública y la seguridad en Europa. La adaptación constante de las organizaciones criminales, la complejidad de las rutas y los métodos de tráfico, y la falta de tratamientos efectivos hacen de este problema un desafío a largo plazo. Es necesario fortalecer la cooperación internacional, invertir en investigación y desarrollo de nuevas terapias, y adoptar medidas preventivas para reducir la demanda de esta droga.