La adquisición de armas de fuego por parte de grupos criminales es un tema complejo y difícil de rastrear debido a su naturaleza clandestina. No existe una respuesta única o sencilla a la pregunta de dónde compran las armas los delincuentes de las Tres Mil Viviendas pero se pueden identificar algunas de las vías más comunes utilizadas para obtener este tipo de armamento, en muchos casos sorprendentes por ser «armas de guerra».
El «mercado» más normal es el mercado negro, es probablemente la fuente más común. Las armas se intercambian de manera ilegal entre delincuentes, a menudo a través de intermediarios. Estos mercados operan en la clandestinidad y son difíciles de infiltrar por las autoridades.
Igualmente pueden provenir de robo a armerías, a personas autorizadas para portar armas o a otros delincuentes es otra forma de obtener armas de fuego. También las hay de fabricación casera, especialmente las más sencillas, pueden ser fabricadas de manera artesanal en talleres clandestinos.
En algunos países, las leyes de control de armas son menos estrictas, lo que facilita la adquisición de armas de fuego que luego son introducidas de manera ilegal en otros países. Los fusiles y subfusiles suelen provenir del Este de Europa, de Rusia o de Ucrania y que han sido ilegalmente introducidas en España para ser puesta a la venta en el mercado negro y/o robadas a clanes rivales.
Las armas de fuego utilizadas por los grupos criminales varían en función de su actividad. Para el tiroteo como el ocurrido en las Tres Mil Viviendas, se suelen utilizar armas de fuego de alto calibre y gran capacidad de fuego, como los kalashnikov. Los grupos más poderosos económicamente tienen acceso a una mayor variedad de armas y pueden adquirir armas más sofisticadas. Los grupos criminales suelen tener contactos con otros grupos en diferentes países, lo que facilita el tráfico de armas. La alta demanda de armas de fuego en el mercado negro hace que sea un negocio muy lucrativo.
¿Qué peligro tiene este tipo de armamentos en un barrio y en manos de narcotraficantes y clanes?
El uso de armas de fuego, especialmente de alto calibre, en un entorno urbano como un barrio, y en manos de grupos criminales como narcotraficantes y clanes, representa un peligro inminente para todos los vecinos. La presencia de armas de fuego aumenta exponencialmente el riesgo de tiroteos, con consecuencias fatales para las personas involucradas y posibles víctimas colaterales.
Otro dato importante es que las balas perdidas pueden alcanzar a cualquier persona, sin importar su edad o ubicación, causando heridas graves o la muerte. Las armas se utilizan para aterrorizar a la población, a testigos y a rivales, creando un clima de miedo y violencia.
La violencia armada genera un clima de inseguridad y desconfianza, dificultando la convivencia pacífica entre los vecinos. Los tiroteos y la presencia de grupos armados deterioran la calidad de vida de los vecinos, quienes ven limitada su libertad de movimiento y se sienten inseguros en sus propios hogares.
Los policías que operan en zonas con alta presencia de armas de fuego están expuestos a un mayor riesgo de sufrir lesiones o perder la vida. La presencia de armas de fuego dificulta las investigaciones policiales y aumenta el riesgo de corrupción.
La presencia constante de armas de fuego puede normalizar la violencia en la mente de las personas, especialmente de los jóvenes. Los grupos criminales utilizan la violencia como herramienta de reclutamiento, atrayendo a jóvenes que buscan protección o poder.
La presencia de armas de fuego en manos de grupos criminales en un barrio genera un círculo vicioso de violencia, miedo e inseguridad.