Detenido tras atacar con un hacha a una trabajadora del Hospital San Juan de Dios de Bormujos

Un hombre accedió al recinto hospitalario armado con un hacha y se dirigió directamente hacia una trabajadora social del centro, a la que culpaba por medidas judiciales adoptadas en beneficio de su madre

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Edificio en ladrillo del hospital y letrero en rojo donde se lee Hospital de San Juan de Dios del Aljarafe.
Entrada al hospital de San Juan de Dios de Bormujos.

El Hospital San Juan de Dios de Bormujos fue escenario de un violento suceso que ha puesto en alerta al sistema sanitario andaluz. A principios de mayo, un hombre accedió al recinto hospitalario armado con un hacha y se dirigió directamente hacia una trabajadora social del centro, a la que culpaba por medidas judiciales adoptadas en beneficio de su madre. El individuo causó graves destrozos y sembró el pánico entre pacientes y profesionales hasta que fue reducido por la Policía Nacional.

La escena fue de extrema tensión. Tras recibir varias llamadas alertando sobre un hombre con actitud violenta y portando un arma blanca, los agentes se desplazaron rápidamente al hospital. A su llegada, encontraron un turismo mal estacionado, con las puertas abiertas, justo a la entrada del recinto. Decenas de personas huían despavoridas hacia el exterior mientras en el interior se escuchaban los golpes del agresor.

El individuo localizó a la trabajadora social que había solicitado protección judicial para su madre. Ella logró refugiarse en un despacho mientras el agresor comenzaba a golpear con el hacha la puerta de madera. La violencia fue tal que varias puertas del hospital, tanto de cristal como de madera, resultaron destrozadas. Cuando los agentes finalmente alcanzaron la zona donde se ocultaba la víctima, lograron detener al agresor sin que nadie resultara herido físicamente.

Tras su detención, el hombre fue puesto a disposición judicial. La autoridad competente decretó su libertad provisional con una orden de alejamiento que le impide acercarse al hospital o contactar con la trabajadora. Sin embargo, este ataque ha reavivado la preocupación por la falta de protección efectiva hacia los trabajadores de los centros sanitarios.

El reflejo de una tendencia preocupante de violencia en hospitales

Lo ocurrido en Bormujos no es un caso aislado. Las agresiones al personal sanitario han crecido de forma constante en los últimos años. Según datos oficiales, en 2024 se registraron en España más de 840 agresiones físicas o verbales contra médicos, una cifra récord desde que se comenzaron a contabilizar estos casos. Andalucía, concretamente, alcanzó un máximo histórico con cerca de 1.900 denuncias por violencia contra sanitarios, lo que representa un aumento cercano al 20% respecto al año anterior.

Las causas más habituales que motivan estos actos violentos incluyen desacuerdos con decisiones clínicas, tiempos de espera prolongados, rechazo de recetas solicitadas o, como en el caso de Bormujos, disputas relacionadas con intervenciones judiciales en el ámbito familiar o social.

Este tipo de violencia no solo afecta a médicos y enfermeros. Trabajadores sociales, administrativos y técnicos también se encuentran en el punto de mira, muchas veces por ser el rostro visible de decisiones institucionales que el usuario rechaza o no comprende.

Casos recientes de agresiones en Andalucía y otras regiones

Además del grave suceso ocurrido en Bormujos, se han reportado otras agresiones recientes que evidencian el deterioro de la relación entre profesionales sanitarios y usuarios. En el centro de salud de Pilas, también en la provincia de Sevilla, una médica fue agredida por una paciente que exigía ser atendida sin cita previa. Días después, en Murcia, un técnico sanitario fue atacado por un individuo con antecedentes penales tras negarse a facilitarle un tratamiento.

Estos episodios generan un clima de inseguridad y estrés constante entre los profesionales, muchos de los cuales deben desempeñar sus funciones con miedo. Los sindicatos médicos han advertido que la situación es insostenible y reclaman la implementación de medidas urgentes: refuerzo de la vigilancia, formación en gestión de conflictos, instalación de botones de pánico y acompañamiento legal y psicológico a las víctimas.

El ataque en Bormujos ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de abordar con seriedad y urgencia la violencia en los entornos sanitarios. No se trata de hechos puntuales, sino de una tendencia que amenaza con desestabilizar uno de los pilares fundamentales de la sanidad pública: la seguridad del personal. Trabajar en un centro de salud no debería implicar arriesgar la integridad física o emocional.