Lancha dedicada al tráfico de droga en el Guadalquivir.
Guardia Civil junto a una lancha dedicada al narcotráfico en el Guadalquivir.

Detenidas siete personas en Arahal por abastecer de combustible a narcolanchas

La detención de los siete sospechosos en Arahal supone un nuevo golpe contra el entramado logístico del narcotráfico en el sur de España

 

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Una operación conjunta de la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Policía Local de Arahal se saldó en la noche del lunes con la detención de siete personas presuntamente vinculadas a una red dedicada al abastecimiento de combustible para narcolanchas.

La intervención, considerada poco habitual por las circunstancias en las que se produjo, ha dejado abierta una investigación que no descarta nuevas detenciones en los próximos días.

El dispositivo comenzó en la provincia de Cádiz, donde varios agentes, a bordo de vehículos camuflados, siguieron de cerca a un camión cisterna cargado de combustible.

El vehículo circuló hasta una nave industrial situada en las afueras de Arahal, a escasos metros de la autovía A-92, sin que sus ocupantes advirtieran que estaban bajo vigilancia.

En el momento en que el camión accedió a las instalaciones, los agentes decidieron intervenir. En el interior de la nave se encontraban siete personas, todas ellas detenidas en el acto. El camión cisterna quedó inmovilizado en el interior, y la nave fue precintada por orden judicial.

Las fuentes de la investigación subrayan la singularidad del operativo: a diferencia de lo habitual, el combustible no se almacenaba cerca de puertos o zonas ribereñas, sino en un municipio a unos 50 kilómetros de Sevilla capital, sin conexión directa con el río Guadalquivir ni con las áreas costeras donde suele operar el narcotráfico.

Una investigación aún abierta en Sevilla

Tras el despliegue policial, la operación se mantiene abierta. Los agentes continúan analizando la documentación incautada y las comunicaciones intervenidas para identificar a otros posibles integrantes de la red.

No se descarta que los detenidos formen parte de una estructura más amplia dedicada al suministro logístico del narcotráfico.

Los investigadores consideran que el combustible almacenado en Arahal estaba destinado a alimentar a las potentes narcolanchas que operan en aguas del sur de la península.

Estas embarcaciones, diseñadas para el transporte rápido de droga, requieren grandes cantidades de carburante para sus motores de gran potencia, por lo que el abastecimiento resulta clave para su actividad.

La localización elegida —una nave próxima a una de las principales autovías andaluzas— sugiere, según las mismas fuentes, una estrategia para alejar los depósitos de las zonas más vigiladas del litoral gaditano y del bajo Guadalquivir, donde la presión policial se ha intensificado en los últimos años.

El Guadalquivir como ruta del narcotráfico

Aunque la operación de Arahal no se desarrolló en una zona ribereña, el río Guadalquivir ha sido históricamente uno de los principales corredores utilizados por las redes de narcotráfico en Andalucía.

Su desembocadura, en Sanlúcar de Barrameda, ofrece una puerta directa hacia el Atlántico y ha servido durante décadas como vía de entrada y salida de mercancías ilícitas.

Las características del río lo convierten en un espacio atractivo para estas actividades: su extensión, la existencia de marismas y caños secundarios, y la dificultad de controlar todos los accesos facilitan los movimientos de las embarcaciones rápidas.

En diferentes ocasiones, las fuerzas de seguridad han detectado almacenes ocultos de combustible y embarcaderos improvisados a lo largo de su recorrido, utilizados para garantizar el suministro a las narcolanchas.

En los últimos años, el Ministerio del Interior ha reforzado los medios en la zona con el objetivo de cortar las principales rutas de entrada de droga y frenar el abastecimiento logístico.

No obstante, como demuestra el caso de Arahal, las redes continúan buscando nuevas fórmulas y localizaciones alternativas para mantener activa su infraestructura.

La detención de los siete sospechosos en Arahal supone un nuevo golpe contra el entramado logístico del narcotráfico en el sur de España.

Según destacan fuentes policiales, cortar el acceso a grandes cantidades de combustible resulta una medida tan efectiva como las incautaciones de droga, al dificultar la operatividad de las lanchas rápidas.

Mientras el operativo sigue su curso, la nave industrial permanece precintada y bajo custodia de las fuerzas de seguridad, que se mantienen a la espera de nuevas órdenes judiciales.

La investigación se centra ahora en determinar el alcance real de la red y en identificar a los responsables de la adquisición y transporte del combustible.

La operación potencia la idea de que el narcotráfico no se limita a las zonas costeras, sino que puede extender su influencia hacia localidades del interior que, en apariencia, no guardan relación con estas actividades.