La Policía Nacional ha desarticulado en Morón de la Frontera (Sevilla) una sofisticada factoría de cannabinoides sintéticos, la más compleja jamás vista en España. Este narcolaboratorio, que operaba desde hace dos años camuflado en una nave industrial, era tan completo que recordaba a una planta piloto de una gran empresa química.
Un incendio en la nave, provocado por una estufa usada en la elaboración de las drogas, precipitó la entrada de los agentes. En el interior encontraron a un miembro de la organización, con signos de asfixia, que fue detenido tras recibir atención médica y permanecer varios días hospitalizado.
La operación, bautizada como Tagarnina, se inició al investigar a una banda criminal compuesta por ciudadanos de Europa del Este, principalmente ucranianos y lituanos, que operaban desde una nave en un polígono industrial de Morón.
Un botín valorado en más de 300.000 euros
En el registro del laboratorio, los agentes incautaron 15 kilos de metanfetamina, 121 kilos de precursores, instrumental y aparataje de laboratorio valorado en más de 200.000 euros y material de vidrio valorado en más de 100.000 euros.
Este golpe al narcotráfico supone un duro revés para las redes criminales que se dedican a la producción y distribución de cannabinoides sintéticos, unas sustancias altamente peligrosas para la salud.
Un laboratorio clandestino de película: así era la factoría de droga sintética desmantelada en Morón de la Frontera
Tras sofocar un incendio en una nave industrial de Morón de la Frontera, los agentes de la Policía Nacional descubrieron un laboratorio clandestino de última generación, diseñado para la producción de cannabinoides sintéticos. La infraestructura, comparable a una planta piloto de una empresa química, guardaba una gran cantidad de material y reactivos, revelando la sofisticación de la operación criminal.
En el fondo de la nave, oculta tras una falsa pared, se encontraba una habitación sellada con ventanas herméticas y un sistema de ventilación propio. En su interior, una compleja red de reactores de distintos tamaños, criostatos para mantener bajas temperaturas, máquinas de envasado al vacío y un sistema de filtrado a escala piloto configuraban un verdadero búnker químico.
Un arsenal de material y sustancias
La meticulosa búsqueda de los agentes permitió incautar 15 kilos de metanfetamina, 121 kilos de precursores, así como instrumental y aparataje de laboratorio valorado en más de 200.000 euros y material de vidrio valorado en más de 100.000 euros. Entre los elementos incautados destacaban:
Dos criostatos de gran capacidad para mantener bajas temperaturas y realizar reacciones a baja temperatura.
Tres reactores de doble encamisado de grandes dimensiones para reacciones a baja temperatura.
Reactores de metal de acero inoxidable aptos para presión y reacciones complejas.
Un rotavapor para la evaporación del disolvente y la concentración del producto.
Matrices de vidrio y placas calefactoras para reacciones y destilaciones a temperatura controlada.
Máquinas de envasado al vacío para la conservación del producto final o intermedio.
Un sistema de filtrado tipo Buchner a escala piloto para la filtración rápida de partículas sólidas y la separación y purificación del producto final.
Una caja seca para manipular reactivos en atmósfera inerte y evitar el contacto con el aire.
Estufas calefactoras para el secado del producto.
Reactivos aptos para procesos químicos de reducción, como el llamado Disolución de Triisobutil aluminio (TiBA), enmascarado como botes de piña.
Un detenido y una red por desmantelar
Durante la operación, un hombre resultó gravemente intoxicado por el humo del incendio. Tras recibir atención médica, fue detenido y permaneció hospitalizado en Sevilla durante varios días. La investigación continúa para identificar y detener al resto de los implicados en esta red criminal.
El desmantelamiento de este laboratorio clandestino supone un duro golpe al narcotráfico y a la producción de cannabinoides sintéticos, sustancias altamente peligrosas para la salud. La Policía Nacional destaca la complejidad y sofisticación de la infraestructura, comparable a la de una empresa química, lo que pone de manifiesto la profesionalización de las redes criminales dedicadas a este tipo de actividades ilícitas.
