Desmantelada y al descubierto la red criminal que controlaba el taxi en el aeropuerto de San Pablo

Según el informe resguardado por el Juzgado de Instrucción 4 de Sevilla, Velarde ejercía un poder que trascendía su cargo, administrando un calendario de turnos propio y dictando las normas de convivencia entre taxistas

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Taxis en la parada del aeropuerto de Sevilla.
Parada de taxis en el aeropuerto de San Pablo de Sevilla.

Una investigación que se prolongó durante nueve meses ha permitido desarticular la estructura delictiva que, durante años, monopolizó la parada de taxis del aeropuerto de San Pablo en Sevilla. Las pruebas obtenidas a través de escuchas telefónicas autorizadas revelan un sistema de control absoluto, basado en amenazas, agresiones y cobros abusivos, encabezado por Antonio Velarde, presidente de la asociación Solidaridad del Taxi.

Según el informe resguardado por el Juzgado de Instrucción 4 de Sevilla, Velarde ejercía un poder que trascendía su cargo, administrando un calendario de turnos propio y dictando las normas de convivencia entre taxistas. En conversaciones interceptadas, se evidencia que el líder ordenó a sus compañeros agredir físicamente a un colega que había denunciado un acto vandálico sobre su vehículo. En una de esas intervenciones, Velarde propuso reunir a un grupo de “ocho tíos” para imponerle un “escarmiento” con agresiones físicas, demostrando la habitualidad de la violencia interna como método de control.

Como una «red criminal»

La red criminal operaba fuera de los parámetros legales, estableciendo sanciones internas para aquellos que se desviaban de las directrices impuestas. Los taxistas que se extralimitaran se veían castigados con la suspensión temporal de la recogida de clientes, mientras que el monopolio se reforzaba a través de una gestión paralela del servicio, que ignoraba la normativa del Ayuntamiento.

Otro aspecto destacado en las escuchas fue el cobro excesivo de tarifas a clientes, en especial a viajeros extranjeros. En uno de los diálogos, Velarde aconsejaba a un taxista incrementar la tarifa hasta los 100 euros, justificando el sobreprecio por la larga espera del cliente. Estas prácticas extorsivas evidencian un sistema en el que los beneficios se priorizaban sobre la ética, aprovechándose de la vulnerabilidad de los usuarios que, en su mayoría, no reclamaban los abusos.

Detención de los implicados

La operación policial, denominada Aertase, culminó con la detención de Velarde, su hija y varios miembros de la directiva de la asociación, así como la imposición de órdenes de alejamiento para un grupo considerable de taxistas. Con esta acción, el Ayuntamiento ha procedido a instaurar un sistema de turnos rotativo en la parada del aeropuerto, respondiendo a años de reclamos de quienes veían mermada la competencia en el servicio público.

La caída de este entramado delictivo no solo expone la violencia y la corrupción que imperaban en el sector, sino que también marca un punto de inflexión hacia la recuperación de la legalidad y la transparencia en uno de los servicios más esenciales para los viajeros que llegan a Sevilla.