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De acusado a víctima, el sorprendente vuelco en el caso del presunto atropello en El Pedroso

El Pedroso sacudido por un caso que da la vuelta a la versión inicial de violencia de género

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El municipio sevillano de El Pedroso se ha visto envuelto en un suceso que ha pasado, en cuestión de horas, de ser investigado como un posible caso de violencia machista a derivar en una causa por lesiones y amenazas con arma blanca.

La historia, que comenzó con la detención de un hombre acusado de atropellar a su expareja, ha tomado un rumbo muy diferente tras las declaraciones ante el juez tanto del detenido como de varios testigos.

Según ha informado la Oficina de Comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Cazalla de la Sierra ha decretado la libertad provisional del varón, al que inicialmente se le atribuía un delito de lesiones y no de violencia de género.

El magistrado ha establecido además la obligación de que el investigado comparezca en sede judicial los días 1 y 15 de cada mes, mientras avanza la instrucción del caso.

La decisión judicial ha sorprendido a muchos en el entorno del municipio, ya que en un principio el suceso se difundió como un nuevo episodio de violencia contra la mujer. Sin embargo, la investigación ha revelado un contexto más complejo, con versiones opuestas y un intercambio de denuncias entre ambos implicados.

Una versión que cambia el relato inicial en El Pedroso

Los hechos se produjeron el pasado lunes cuando la mujer denunció haber sido atropellada por su expareja. La Guardia Civil procedió a la detención del hombre, que fue puesto a disposición judicial poco después. No obstante, durante su declaración, el detenido sostuvo que no intentó arrollar a la mujer, sino que se subió a su coche para escapar de una agresión.

Según su testimonio, respaldado por una testigo presencial, la mujer habría intentado agredirlo con “un cuchillo de grandes dimensiones”, lo que lo llevó a huir del lugar conduciendo el vehículo. En ese momento, la denunciante se habría abalanzado sobre el coche, lo que explicaría las lesiones que posteriormente presentó.

La Fiscalía, tras escuchar las declaraciones y examinar las primeras pruebas, no solicitó medidas adicionales contra el detenido, limitándose a respaldar la comparecencia periódica ante el juzgado.

La situación ha dado un vuelco cuando el propio hombre ha presentado una denuncia contra su expareja por las amenazas con arma blanca. Dicha versión fue corroborada por una testigo, lo que llevó al juez a imponer una orden de alejamiento, pero no contra él, como suele ocurrir en los casos de violencia de género, sino contra la mujer.

El magistrado ha acordado que la denunciada no pueda acercarse a menos de 200 metros del hombre, una medida que también ha sido respaldada por la Fiscalía. La mujer, por su parte, había solicitado inicialmente una orden de protección, pero su petición fue denegada por el juzgado ante la falta de indicios de agresión por parte del detenido.

El suceso ha despertado un intenso debate sobre la necesidad de cautela en la valoración inicial de los hechos relacionados con la violencia de género. En este caso, lo que parecía un nuevo ejemplo de agresión machista ha resultado ser, según la instrucción judicial, un episodio confuso de mutuas acusaciones, en el que el contexto y los testimonios han modificado radicalmente la percepción pública.

El TSJA ha confirmado que el procedimiento sigue abierto y que se investigan las lesiones sufridas por la mujer, así como las presuntas amenazas con arma blanca denunciadas por el varón. Ambos deberán comparecer ante el juez en próximas fechas mientras se recaban nuevas pruebas.

Mientras tanto, el pequeño municipio de El Pedroso intenta recuperar la calma tras unos días de gran agitación mediática. La investigación continúa, pero lo que ya está claro es que el caso no responde al patrón habitual de violencia de género, sino que plantea un escenario mucho más complejo, donde la verdad judicial todavía está por determinar.