A medianoche en punto, como por arte de magia, se iluminaron las 25.000 bombillas LED que conforman la portada de este año, un homenaje al pabellón de Chile de la Exposición Iberoamericana de 1929. En total, 254.000 puntos de luz repartidos por todo el Real anunciaron lo que Sevilla esperaba con ansias: el regreso de su Feria de toda la vida.
Tras casi una década del modelo extendido de sábado a sábado, la ciudad ha recuperado su esencia: un formato concentrado de martes a domingo, con el tradicional lunes del pescaíto como antesala íntima. Una vuelta que llega con polémica incluida, tras un referéndum en el que el 52% apostó por el modelo corto frente al 48% que prefería el largo. Más de 106.000 sevillanos participaron en la consulta, aunque algunos cuestionaron la transparencia del proceso. El Ayuntamiento, por su parte, zanjó la controversia tachando de infundadas las críticas.
La fiesta arrancó con contratiempos. Un sabotaje al sistema ferroviario dejó atrapados a más de 10.000 pasajeros de AVE procedentes de Madrid, víctimas del robo de cableado en cinco puntos distintos. A eso se sumó una avería de un tren Iryo. La normalidad no volvió hasta bien entrada la tarde del lunes, y muchos llegaron con el portatrajes en mano, listos para no perderse la noche más elegante de la Feria.
En el Real, las jarras de rebujito vuelven a marcar el ritmo de las jornadas, aunque a 12 euros la unidad, los precios ya no son los de antes. Tampoco las atracciones ofrecen descuentos este año: entre 4 y 7 euros por viaje. La Feria es más corta y, según los feriantes, no hay margen para jornadas de precios populares. Aun así, la ocupación hotelera supera el 84%, con precios desorbitados que llegan hasta los 900 euros por noche.
Preferia y Feria
La polémica también ha salpicado los días de preferia. Aunque oficialmente la Feria empieza con el alumbrado del lunes, muchas casetas ya celebraban fiestas el sábado por la noche y el domingo se vivió el tradicional día del arroz entre socios, algo criticado por considerarse una “feria paralela” para unos pocos privilegiados.
El espacio, además, se queda corto. No hay planes para un nuevo traslado, pero sí una prometida ampliación del recinto para 2026, que añadiría 250 casetas más. Algunos afortunados han esperado hasta tres décadas para estrenar la suya este año.
Polémicas y cambios en la Feria
Pese a los cambios, los atascos, las quejas y las discusiones, Sevilla ha demostrado que su Feria no entiende de fechas. Sea abril o mayo, la esencia permanece. Los Cantores de Híspalis hacen corear a propios y extraños sus clásicos, mientras las palmas redoblan y los pies se lanzan al baile bajo un cielo cubierto de farolillos.
El martes trae consigo las tradicionales comidas de empresa; el miércoles, festivo local, promete un lleno absoluto; y el resto de los días pondrá a prueba si el modelo corto logra el equilibrio deseado: menos días, pero más intensidad, más reencuentros y, tal vez, menos desgaste para el bolsillo.