La barriada de las Tres Mil Viviendas, en Sevilla, ha vuelto a ser el epicentro de una noche de violencia extrema que mantuvo a sus vecinos en vilo. El sábado por la noche, lo que parecía ser un enfrentamiento entre bandas degeneró en una auténtica escena de guerra, con una sucesión de tiroteos que se extendió durante horas y que incluyó el uso de armas automáticas, creando una situación de terror generalizado.
El conflicto comenzó a gestarse en las primeras horas de la tarde, cuando se escucharon las primeras detonaciones esporádicas. Con el avance de la noche, la situación se tornó crítica, y hacia las siete de la tarde, los disparos se concentraron en la calle Marinero en Tierra. A partir de ahí, el caos se propagó por otras vías principales del barrio, como Orfebre Cayetano González y Padre José Sebastián Bandarán. Los vecinos, desconcertados, trataban de refugiarse mientras escuchaban cómo los tiroteos no cesaban.
El momento álgido de la violencia se alcanzó alrededor de las once de la noche, cuando una serie de disparos de gran intensidad resonaron en todo el barrio. El uso de armas automáticas, incluyendo ráfagas de lo que se cree fue un subfusil, alarmó a los residentes. Los disparos se hicieron cada vez más ensordecedores, mientras las balas trazadoras iluminaban el cielo nocturno, haciendo que el barrio se asemejara a una zona en conflicto. La escena, captada en vídeos compartidos en redes sociales, mostraba un escenario dantesco que generó el pánico generalizado.
Armas de guerra en el barrio
La presencia de armas de guerra no es algo nuevo en las Tres Mil Viviendas, pero el nivel de violencia vivido esa noche superó las peores expectativas. Este tipo de armamento, utilizado en los enfrentamientos, no es habitual en incidentes locales, lo que refuerza la hipótesis de que el tiroteo estaba relacionado con un ajuste de cuentas entre clanes del narcotráfico. El hecho de que armas tan potentes circulen libremente por el barrio incrementa el riesgo para todos los residentes, que viven bajo la amenaza constante de quedar atrapados en medio de estos conflictos.
En respuesta, la Policía Nacional desplegó un dispositivo de urgencia, con varias patrullas intentando poner fin a la violencia. Conscientes de los riesgos, los agentes actuaron de manera coordinada y decidieron entrar con las sirenas activadas para dispersar a los implicados. Tras la intervención policial, se encontraron numerosos impactos de bala en coches y fachadas de edificios, uno de ellos en una vivienda de la calle Lazarillo de Tormes, donde se halló un arma y munición. Las autoridades, sin embargo, no han especificado el tipo de arma incautada.
La investigación sobre lo sucedido continúa, pero identificar a los responsables de estos episodios de violencia no será fácil. La barriada de las Tres Mil Viviendas lleva años sumida en una espiral de inseguridad, donde las armas de fuego son protagonistas frecuentes. Los residentes han denunciado repetidamente la proliferación de armamento en la zona, una problemática que se suma a la presencia de clanes criminales que controlan el tráfico de drogas y que utilizan este tipo de armamento para resolver sus disputas.
Las imágenes compartidas en redes sociales no dejan lugar a dudas sobre el nivel de peligro que vivieron los vecinos esa noche. En uno de los vídeos, se observa a los agentes de policía buscando resguardo junto a un bloque de viviendas, sin la protección adecuada frente a las balas. Mientras tanto, desde la sala de emergencias del 091, se pedía a los vecinos que se resguardaran en sus hogares, cerraran las ventanas y se mantuvieran alejados de ellas para evitar ser alcanzados por balas perdidas.
Las fuentes policiales apuntan a que la causa del tiroteo podría estar relacionada con un ajuste de cuentas entre clanes, lo que deja en evidencia el nivel de violencia que genera el tráfico de drogas en el barrio. El uso de armas de guerra, como las observadas en este último incidente, muestra el grado de armamento que manejan estas organizaciones. Esta situación no es aislada: ya se han registrado en el pasado enfrentamientos similares, algunos de ellos con víctimas mortales, como ocurrió el pasado 3 de junio en la calle Victoria Domínguez Cerrato, donde un hombre y su hijo fueron abatidos en otro tiroteo.
Diferentes denuncias
Los vecinos de las Tres Mil Viviendas han denunciado en múltiples ocasiones la inseguridad reinante en el barrio. Las armas de fuego y las carreras ilegales son parte del paisaje cotidiano en esta zona, donde la falta de control policial y la presencia de clanes armados ha generado una sensación de desamparo entre la población. Los representantes de la asociación Martínez Montañés, Rafael Pertegal padre e hijo, han sido especialmente vocales en esta lucha, recordando incidentes trágicos como la muerte de una niña de siete años, alcanzada por una bala perdida.
Tiroteos con armas de guerra en las Tres Mil Viviendas, vía @diariosevilla
Nuevo tiroteo con armas de guerra en las Tres Mil Viviendas de Sevilla sin que la Policía Nacional de servicio tenga armas equiparables, chalecos con placas cerámicas o cascos y escudos balísticos, como… pic.twitter.com/HmotvSbSPg
— JUPOL (@JupolNacional) October 13, 2024
Ante esta situación crítica, el comisionado del Polígono Sur, Jaime Bretón, ha insistido en la necesidad de realizar controles de armas más estrictos en la zona. Sin embargo, estas peticiones parecen no haber sido suficientes para frenar la violencia. Los tiroteos continúan, dejando una estela de miedo y dolor entre los residentes.
La situación en las Tres Mil Viviendas es insostenible. Los repetidos tiroteos han convertido el barrio en un lugar inseguro para vivir, y es evidente que se necesitan medidas urgentes para frenar esta escalada de violencia. La Policía Nacional debe intensificar su presencia y trabajar para desmantelar las redes criminales que operan en el área. Pero la solución no pasa solo por el refuerzo policial: es fundamental invertir en programas sociales y educativos que ofrezcan alternativas a los jóvenes, alejándolos de la violencia y brindándoles oportunidades para un futuro más seguro.
Lo ocurrido el sábado por la noche es solo una muestra más de los problemas que aquejan a las Tres Mil Viviendas, una barriada que refleja, en muchas formas, la realidad de otras zonas marginales de las ciudades.