Caos total en Sevilla por los atascos interminables por la "pésima gestión urbanística" del Ayuntamiento
Sevilla, colapsada: los atascos se agravan por las obras del metro y el tranvibús
La ciudad de Sevilla atraviesa uno de los momentos más críticos en materia de movilidad urbana de los últimos años. Las obras simultáneas del metro, el tranvibús y diversas actuaciones viales en puntos estratégicos han convertido el tráfico diario en un auténtico desafío para miles de conductores.
Zonas como la Avenida de las Ciencias, en Sevilla Este, o la salida de Parque Alcosa, viven cada mañana y cada tarde un escenario de congestión que se repite con puntualidad cronométrica.
Los embotellamientos, que antes se concentraban en las horas punta, se han extendido a lo largo del día, afectando a la vida cotidiana de miles de vecinos y comerciantes. “Lo que antes eran 15 minutos para llegar al trabajo ahora son 45”, lamenta un residente de la zona de Pino Montano, donde los accesos a la SE-30 y las avenidas principales se han convertido en un cuello de botella constante.
Sevilla Este y Alcosa, atrapados en su propio barrio
En Sevilla Este, las obras del tranvibús han reducido carriles y eliminado giros tradicionales, obligando a desvíos que saturan aún más las avenidas interiores. La Avenida de las Ciencias, uno de los principales ejes del distrito, se ha convertido en un laberinto de conos, excavadoras y desvíos improvisados.
Vecinos y asociaciones denuncian la falta de una planificación coherente y reclaman medidas urgentes de alivio, como rutas alternativas señalizadas o la sincronización real de los semáforos.
En Parque Alcosa, el panorama es similar. Las salidas hacia la autovía A-92 y la ronda norte se colapsan desde primera hora de la mañana, con colas que alcanzan varios kilómetros. La situación empeora cuando coincide con las horas de entrada a colegios o con el transporte público, que también se ve atrapado en el mismo atasco.
“Las obras del tranvibús han convertido esta zona en una ratonera. Nadie sabe por dónde circular y el Ayuntamiento de Sevilla no ofrece soluciones reales”, denuncian desde una plataforma de vecinos que ha convocado varias protestas en las últimas semanas.
Kansas City y el centro: la tormenta perfecta del tráfico sevillano
La Avenida Kansas City, uno de los principales accesos a la estación de Santa Justa, se ha convertido en un punto negro permanente. Las obras del metro y los desvíos hacia el casco histórico provocan retenciones que afectan incluso al transporte público y a los servicios de emergencias.
La situación es tan crítica que varios conductores de taxis y VTC han pedido la reordenación urgente de la zona para evitar bloqueos en horas punta.
En el centro de Sevilla, la tensión es máxima. Los cortes intermitentes por obras, sumados a las restricciones de tráfico y los carriles compartidos entre autobuses, bicicletas y vehículos privados, hacen que cruzar el casco urbano sea una misión casi imposible.
Comerciantes del entorno de la Avenida Menéndez Pelayo y la Puerta Osario afirman haber perdido clientela por la dificultad para acceder a sus locales.
“Esto no es una ciudad moderna, es un caos continuo”, afirma una empresaria del centro histórico. “Se habla de sostenibilidad, pero sin alternativas reales de transporte público, solo nos están complicando la vida”.
La gestión municipal, en el punto de mira
Los vecinos apuntan directamente al Ayuntamiento de Sevilla y acusan al consistorio de una “pésima gestión urbanística”. Denuncian que las obras se han solapado sin una planificación integral, generando un efecto dominó que ha paralizado el tráfico en prácticamente todos los barrios.
Desde el gobierno local se defiende que las actuaciones forman parte de un “plan de transformación de la movilidad sostenible”, aunque reconocen que las molestias serán prolongadas “durante varios meses”. Sin embargo, la paciencia ciudadana parece haberse agotado.
Las asociaciones de vecinos de Sevilla Este, Pino Montano y el Casco Antiguo preparan movilizaciones conjuntas para exigir medidas inmediatas de coordinación y un calendario de finalización transparente.
Entre tanto, los sevillanos siguen atrapados entre vallas, atascos y desvíos, preguntándose si el futuro de la movilidad sostenible en la ciudad merecerá el presente de caos y frustración que hoy viven.