Pasillo de un hospital con médicos y enfermeras.
Servicios mínimos en los hospitales.

Caos en la sanidad andaluza con más de 100.000 consultas suspendidas y protestas masivas en Sevilla

Médicos andaluces vuelven a la calle: miles reclaman un Estatuto Marco propio en la tercera jornada de huelga

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El habitual trasiego matutino en torno al Hospital Universitario Virgen del Rocío se transformó este jueves en una marea blanca de médicos armados con silbatos, pancartas y villancicos reinventados para denunciar lo que califican de “esclavitud laboral” y “mala gestión”.

La escena marcó el arranque de la tercera jornada de huelga del colectivo sanitario andaluz, convocada por la Confederación de Sindicatos de Médicos y el Sindicato Médico Andaluz (SMA).

La protesta llega en un momento de alta tensión con el Ministerio de Sanidad, que ha citado al Comité de Huelga a una nueva reunión el próximo 17 de diciembre, tras el fracaso del encuentro del pasado día 3. Mientras en Madrid se preparaba la cita, Sevilla se convirtió en el epicentro de la movilización.

En la pancarta principal, visible desde varios metros, podía leerse el lema que resume la causa de fondo: “Estatuto Marco propio ya”.

Según el Sindicato Médico de Sevilla (SMS), más de 5.000 facultativos marcharon por las avenidas principales hasta la Delegación del Gobierno. Los manifestantes corearon consignas y exhibieron mensajes directos tales como: “No somos el problema, somos los que aguantamos el sistema”, “Tu salud depende de contratos basura” o “Hora trabajada, hora cotizada”.

Entre el sonido de los pitos, un médico tamborilero marcaba el ritmo de una protesta que, pese a su tono reivindicativo, mantuvo un aire festivo.

Cifras dispares y consecuencias asistenciales en Andalucía

La Consejería de Sanidad, Presidencia y Emergencias situó el seguimiento global de la huelga en un 35,79% de los 30.000 médicos convocados, aunque reconoció que Sevilla alcanzó un 43,28%, una de las cifras más altas junto a Huelva. El Sindicato Médico de Sevilla, por su parte, sostiene que el apoyo supera el 94% entre los facultativos con posibilidad de secundarla.

El impacto en la atención sanitaria no se ha hecho esperar. El consejero Antonio Sanz aseguró que durante los dos primeros días de paro se han dejado de realizar 105.273 consultas de atención primaria, 11.500 pruebas diagnósticas y 2.000 intervenciones quirúrgicas.

Sanz calificó la situación como un “problema existencial grave” y responsabilizó directamente a la ministra Mónica García, a quien acusó de “nefasta gestión” y de “no tener interés en resolver el conflicto”.

La raíz del conflicto: un marco propio para los médicos

Detrás de las cifras y los reproches políticos, los facultativos insisten en una reivindicación que acumula años de espera: la aprobación de un Estatuto Marco propio. Este marco normativo, explican los sindicatos, permitiría un sistema de negociación específico para la profesión médica y reconocería su singularidad dentro del sistema sanitario público.

“No pedimos privilegios, exigimos respeto”, resumía el manifiesto que fue leído frente a la Delegación del Gobierno, donde culminó la marcha.

Entre aplausos y silbatos, los portavoces del Sindicato Médico Andaluz subrayaron tres ideas centrales: la defensa del sistema sanitario público, la necesidad de un marco legal adaptado a las condiciones del colectivo y la exigencia de estabilidad y reconocimiento.

“Somos quienes sostenemos el sistema y hemos dicho basta”, proclamaron los representantes sindicales antes de advertir que las movilizaciones continuarán mientras no haya avances tangibles. “No vamos a parar”, concluyeron ante una multitud que respondió con una ovación unánime.

Expectativas ante la reunión del 17 de diciembre

Con la cita con el Ministerio a pocos días vista, el ambiente entre los profesionales es de escepticismo más que de esperanza. El fracaso de los encuentros previos y la falta de compromisos concretos alimentan la desconfianza. Aun así, los sindicatos aseguran que acudirán al diálogo “con voluntad, pero sin ingenuidad”.

Mientras tanto, las batas blancas seguirán visibles en las calles andaluzas. En el corazón de Sevilla, el eco de los villancicos improvisados —“Noche de guardia, noche fatal”— resonó con fuerza como símbolo de un colectivo que, entre la vocación y la reivindicación, reclama ser escuchado.