
Basura, incendios y soledad, el triste presente del Auditorio Rocío Jurado
El Auditorio Rocío Jurado, olvidado y en ruinas tras tres años sin vida cultural

El Auditorio Rocío Jurado, símbolo indiscutible de la Expo 92 y escenario de algunos de los conciertos más memorables de Sevilla, lleva más de tres años cerrado.
Desde aquel verano de 2022, cuando Sebastián Yatra puso punto final a su Dharma Tour ante miles de asistentes, el recinto permanece en un estado de abandono que preocupa tanto a vecinos como a las autoridades municipales. Hoy, 1.225 días después, el auditorio que inauguró Rocío Jurado en 1991 sigue esperando una propuesta definitiva para su rehabilitación y reapertura.
En los últimos meses, el Ayuntamiento de Sevilla ha intensificado las medidas de seguridad y vigilancia en el recinto. Tras rescindir el contrato con la empresa concesionaria TCM Visión, el consistorio ha licitado un nuevo servicio por valor de 212.946,99 euros.
El acuerdo contempla la presencia de un vigilante permanente, con vehículo, durante las 24 horas del día y los 365 días del año.
La función principal será evitar ocupaciones ilegales, robos y actos vandálicos en las instalaciones municipales, además de realizar rondas de inspección y controles de identidad en los accesos.
Según el pliego, el personal deberá elaborar informes diarios y mensuales con todas las incidencias registradas, así como alertar de inmediato a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ante cualquier delito detectado.
Estas medidas se han hecho imprescindibles tras una serie de incendios que han afectado tanto al interior del auditorio como a sus alrededores. En apenas un año, se han contabilizado seis fuegos, todos ellos de carácter intencionado.
El primero ocurrió en noviembre de 2024 en un edificio anexo; los más recientes, el pasado septiembre, llegaron incluso a dañar parte de la grada interior del recinto. Las imágenes de los asientos ardiendo se difundieron rápidamente en redes sociales, evidenciando el estado de abandono de este espacio emblemático de la Isla de la Cartuja.
El deterioro es visible. Basura acumulada, vegetación descontrolada, aceras levantadas y mobiliario destrozado componen un paisaje desolador. A este panorama se suman robos, destrozos y okupaciones esporádicas.
Todo ello ha convertido el recinto en un punto negro dentro del legado de la Expo 92, un evento que transformó Sevilla y que hoy lucha por mantener vivo su patrimonio.
Mientras tanto, el Ayuntamiento trabaja en los pliegos de la concesión de dominio público que permitirán iniciar su rehabilitación. Según fuentes municipales, existen dos propuestas privadas en firme para recuperar el auditorio y devolverlo al circuito nacional de grandes espectáculos.
Dos propuestas sobre la mesa para el Auditorio Rocío Jurado de Sevilla
La primera iniciativa parte de 33 Producciones, promotora andaluza que trabaja con artistas como Pastora Soler, India Martínez, Carlos Baute, Bizarrap y Nicki Nicole.
Su propuesta plantea una inversión de 30 millones de euros para ampliar el aforo de 8.000 a 14.000 espectadores y techar el recinto, lo que permitiría celebrar eventos durante todo el año sin depender de las condiciones meteorológicas.
La segunda opción la encabeza la multinacional Live Nation España, en una UTE junto a Movistar y la constructora Heliopol. La compañía, responsable de giras internacionales de artistas como Lady Gaga, Coldplay o U2, cuenta con la experiencia y los recursos necesarios para revitalizar el espacio y convertirlo en un referente musical del sur de Europa.
Ambas propuestas, actualmente en fase de evaluación, buscan reactivar un escenario que ha albergado nombres tan legendarios como BB King, Bob Dylan, Joaquín Sabina, Serrat, Vanesa Martín, Mónica Naranjo y Camilo. El recinto también fue testigo de importantes actos políticos, entre ellos mítines de Mariano Rajoy y Rafael Correa.
Treinta y cuatro años después de su inauguración, el Auditorio Rocío Jurado sigue siendo un espacio cargado de significación para Sevilla. Lo que fue un epicentro cultural de la Isla de la Cartuja hoy permanece en silencio, víctima del tiempo y la desidia.
Sin embargo, las propuestas en marcha alimentan la esperanza de que pronto vuelva a ser lo que siempre fue: un lugar donde la música, la emoción y el recuerdo de “la más grande” se unan para hacer vibrar a toda una ciudad.

