
Alertan sobre el deterioro del Parque de María Luisa, con fuentes secas, bancos rotos y muchos desperfectos
El Parque de María Luisa, la joya verde de Sevilla que clama por una gestión a su altura

El Parque de María Luisa es, sin duda, una de las joyas paisajísticas, patrimoniales y sentimentales que tiene Sevilla. Concebido como un regalo de la infanta María Luisa Fernanda de Borbón a los sevillanos, este espacio verde abrió sus puertas al público en el año 1914, convirtiéndose desde entonces en un lugar imprescindible para comprender la fisonomía y el espíritu de la ciudad.
Pero, más de un siglo después, su estado de conservación preocupa a historiadores, urbanistas y ciudadanos que reclaman una atención urgente.
El origen del parque se remonta a mediados del siglo XIX, cuando los duques de Montpensier se establecieron en Sevilla y transformaron los jardines del Palacio de San Telmo.
En torno al año 1860, el paisajista Lecubant diseñó unos jardines que mezclaban influencias inglesas y mediterráneas, con diversos elementos como el Monte Gurugú, el estanque de los patos o el templete de Alfonso XII, aún hoy reconocibles.
A comienzos del siglo XX, con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, el arquitecto paisajista francés Jean Claude Nicolás Forestier imprimió su sello definitivo al parque. Inspirado en los jardines de la Alhambra, el Generalife y el Alcázar, creó un conjunto de bellas glorietas, fuentes y estanques que evocan el espíritu de los patios sevillanos.
Su diseño integró la luz, el agua y la vegetación autóctona en una composición armónica que convirtió al Parque de María Luisa en una referencia del paisajismo regionalista.
Belleza en peligro y abandono visible del Parque de María Luisa en Sevilla
Pese a los esfuerzos municipales recientes, el deterioro del parque es evidente. Fuentes sin agua, bancos cubiertos de cemento, praderas degradadas y árboles ausentes son señales visibles de una conservación deficiente.
El historiador Joaquín Egea, experto en patrimonio sevillano, lamenta -a Diario de Sevilla- que un espacio declarado Bien de Interés Cultural “no reciba el cuidado que merece” y subraya la falta de una estructura de gestión adecuada.
“Es necesario un órgano estable que coordine la conservación, restauración y vigilancia del parque”, sostiene Egea, recordando la propuesta del profesor Jorge Benavides, que durante años defendió la creación de un patronato específico. Este organismo permitiría reinvertir en el propio parque los ingresos generados por actividades y eventos celebrados en su interior.
El vínculo entre el Parque de María Luisa y la cultura ha sido constante desde su origen. Las glorietas dedicadas a figuras tan relevantes como Bécquer, los hermanos Álvarez Quintero o Luca de Tena forman parte del patrimonio artístico de la ciudad. Sin embargo, la convivencia entre el legado histórico y el uso contemporáneo del espacio genera cada vez más tensiones.
Uno de los puntos más polémicos es la celebración del festival de música Icónica Sevilla Fest, que ocupa la Plaza de España y otras zonas del parque durante varios meses.
Aunque el evento musical aporta dinamismo económico y turístico, asociaciones de vecinos y expertos en patrimonio consideran que altera la tranquilidad del entorno y afecta a la flora, la fauna y las estructuras del recinto.
A pesar de las críticas, el Ayuntamiento ha renovado el permiso para celebrar conciertos allí hasta el año 2031, una decisión que ha reavivado el debate sobre los límites del uso del espacio público.
La proximidad del centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929 plantea una oportunidad única para recuperar el esplendor de este hermoso parque. Los expertos insisten en que es el momento de actuar con decisión y planificación, dotando al recinto de un plan de conservación integral, reforzando la seguridad y restaurando sus elementos ornamentales.
“El Parque de María Luisa no puede esperar más”, finaliza Egea. “Debe volver a ser el jardín que soñaron Forestier y Aníbal González, un símbolo de la Sevilla elegante, verde y abierta al mundo”.