
La estación maldita de El Coronil, del "tren de la cal" al fantasma del viejo guardabujas
«Vi una figura oscura moverse por el andén, como un guardabujas con gorra, pero cuando nos acercamos, no había nadie. Fue muy rápido, pero todos lo vimos», cuenta Antonio M.

A la entrada de la base aérea de Morón de la Frontera, compartida por Estados Unidos y España, encontramos olvidada la estación de tren de El Coronil. En su fachada todavía resiste, aunque muy desgastado por el tiempo, el letrero de "Renfe".
Se trata del último testimonio físico del antiguo tren de la cal, que unía Morón con Utrera y que atravesaba la campiña sevillana, facilitando el transporte de materiales y personas en una época donde las infraestructuras crecían al ritmo de la industria.
El tren dejó de circular en los años 80 del pasado siglo XX y las vías fueron desmanteladas en los 90. Desde entonces, la estación quedó a merced del abandono y el deterioro, víctima del vandalismo y el paso del tiempo.
Latas vacías, juguetes rotos, grafitis y lo que parece ser un altar improvisado con velas ocupan hoy el lugar donde antes se vendían billetes. Un ambiente cargado, con tierra ennegrecida por un posible incendio y ventanas que miran a la nada.
Sobre ella planea el convertir la estación en un centro de interpretación vinculado a la base aérea y en una parada básica dentro de una futura vía verde entre Morón y Utrera. Una apuesta por la memoria histórica, el turismo sostenible y la cultura. Merece mejor suerte, sin dudas.
Fenómenos paranormales, el misterio que envuelve a la estación
Pero no solo el deterioro físico alimenta la atmósfera inquietante de la estación de El Coronil. En los últimos años, este bello lugar se ha convertido en punto de encuentro para grupos de investigación, aficionados a lo paranormal y buscadores de lo inexplicable. No son pocos los que aseguran haber vivido experiencias inquietantes entre sus paredes.
Se han informado avistamientos de sombras que cruzan los pasillos, voces -psicofonías- inexplicables entre las habitaciones vacías y grabaciones en las que aparecen misteriosas esferas de luz —conocidas como orbes— flotando en el aire.
Estos fenómenos han sido captados tanto por investigadores como por curiosos que se han atrevido a entre, en la noche, allí.
Testimonios de lo imposible en la "Estación Maldita"
Hay testimonios en este lugar, en la tristemente llamada "Estación Maldita" -algún día me gustaría saber quién bautiza a estos sitios con esos nombres-. Así tenemos a una de ellas que nos comentaba: "Estábamos con la grabadora encendida y de repente se oyó claramente una voz que decía '¡Fuera!'. No había nadie más allí", relata Isabel P.R., integrante de un grupo de exploración urbana que visitó la estación en el año 2023.
"Vi una figura oscura moverse por el andén, como un guardabujas con gorra, pero cuando nos acercamos, no había nadie. Fue muy rápido, pero todos lo vimos", cuenta Antonio M., aficionado al misterio y temas paranormales de Dos Hermanas.
Algunos vinculan estos sucesos con el antiguo guardabujas de la estación, quien habría muerto y vinculado emocionalmente al lugar por circunstancias poco después del cierre de la línea. Desde entonces, los rumores apuntan a que su espíritu sigue velando por las ruinas del ferrocarril, aferrado a su puesto pese al paso del tiempo.
“Grabamos luces flotando justo donde estaba la antigua oficina del jefe de estación. Se movían como si estuvieran siguiendo una ruta invisible”, dice Rosa L., técnica audiovisual que ha investigado el lugar para un documental.
Hicimos nuestra propia investigación en este punto, con Javier Aradilla, Rosa Sánchez, Antonio Reinoso y Toñi, con resultados muy sorprendentes en cuanto a psicofonías y hechos extraños dentro del mismo, investigación que podrá verse en breves fechas en "Andalucía Paranormal", de 7tv. Hechos muy sorprendentes captados por las cámaras como muñecas que se caen solas o voces que surgen de la nada.
Hoy, entre la nostalgia del pasado ferroviario y los ecos del más allá, la estación de El Coronil permanece como un lugar cargado de historia local, misterio y naturaleza. Porque quizás, entre la historia y lo inexplicable, aún haya vida en esta estación donde ya no pasan trenes, pero donde parece que el tiempo —y también algo más— se ha negado a marcharse.