Sucedió hace un par de años y aúna misterio y crónica negra en lo que pudo ser una masacre de sangre. Tuvo lugar en el Polígono Norte de Sevilla cuando, el 18 de septiembre de 2021 la Policía Nacional tuvo que intervenir y proceder a la detención de una mujer africana que había agredido de forma salvaje a su compañera de piso.
Salvaje agresión amparada en ¿el vudú?
La mujer, de nacionalidad keniata, había arrancado un par de dedos a la otra mujer, a mordiscos y se los había comido. Igualmente trató de comerse sus tripas para lo cual intentó matarla imputándosele un delito por homicidio si bien en grado de tentativa.
En ocasiones, como dice el abogado sevillano Pedro Pilar Jiménez «la realidad supera a la ficción» y este bien pudiera ser uno de esos casos. Todo ocurrió cuando a las 6:15 h. de la mañana del sábado 18 de septiembre, en un piso ubicado en la calle Virgen de Escardiel, se escuchaba gritos, llantos y una gran pelea.
Los vecinos llamaron a la Policía Nacional que se personó en el lugar de los hechos y tras acceder a la viviendo se encontraron a una mujer encima de la otra, en el suelo, con una de ellas con lesiones muy serias.
Además, en el piso, se encontraba una niña, de 6 años de edad, hija de la agresora. Los agentes tuvieron que intervenir y separar a la mujer de la víctima pues el riesgo para su vida era evidente así como la situación de extrema violencia dejó perplejos a los agentes.
La víctima era congoleña, de 48 años y compartía piso con la agresora, de 45 años. Al parecer todo comenzó cuando una de ellas arrojó una botella de agua con sal a la otra. Normalmente son utilizadas en rituales de brujería y ritos afrocaribeños si bien este elemento parecía más de lo que son prácticas de vudú.
Comenzaron las acusaciones de brujería entre ambos y la agresora, creyéndose poseída, se lanzó a por la víctima. Tomó una piedra que estaba en la casa y golpeó con ella a la víctima, la tiró al suelo y empezó un forcejeo.
«El demonio lo mandaba»
Producto del mismo la agresora iba arrancando a bocados los dedos de la mujer en su intento de defenderse. En un acto de canibalismo, lejos de expulsarlos, escupirlos, se los comió. Posteriormente, con la víctima muy aturdida, trató de sacarle las tripas pues era «lo que mandaba el demonio» que, según la agresora, la poseía.
Le introdujo una piedra en el ano a fin de desgarrar las tripas y extraerlas a través del mismo. Afortunadamente la Policía Nacional intervino a tiempo, la mujer fue trasladada inmediatamente a un centro médico para ser atendida mientras que la agresora pasaba a disposición judicial ingresando en un área de psiquiatría, vigilada, pendiente de su entrada en prisión.
Fueron hechos ocurridos en Sevilla, de vudú, rituales y posesiones, canibalismo y violencia sin igual, en una ciudad donde ya se han producido incidentes de sacrificios bajo ritos afrocaribeños y donde también operan mafias de explotación sexual donde el miedo psicológico al vudú juega un papel primordial.