¿Sabes donde está la Casa de las Moscas en Sevilla?

Su construcción se inscribe en un contexto histórico marcado por la voluntad de las autoridades locales de imponer un estilo arquitectónico sevillano, regionalista

Actualizado:
Casa de las Moscas.
Fachada y detalle de la "Casa de las Moscas".

En el centro de Sevilla, en el barrio del Arenal, se encuentra un edificio que, a pesar de su imponente fachada, guarda un secreto en su nombre: la Casa de las Moscas. Situada en la estratégica esquina de las calles Adriano y Pastor y Landero, esta construcción se ha convertido en un punto de referencia para los sevillanos y todo aquel amante de la arquitectura.

Concebida por el talentoso arquitecto Antonio Gómez Millán entre 1912 y 1914, la Casa de las Moscas es el resultado de una audaz intervención sobre un solar de peculiar forma triangular. Su construcción se inscribe en un contexto histórico marcado por la voluntad de las autoridades locales de imponer un estilo arquitectónico sevillano, regionalista, en las nuevas edificaciones, especialmente de cara a la inminente Exposición Iberoamericana de 1929.

El edificio, concebido para albergar locales comerciales en la planta baja y viviendas en las dos superiores, presenta una estructura singular. Un patio de luces central, también de forma triangular, actúa como corazón del inmueble, bañando de luz natural los espacios interiores y generando una atmósfera de serenidad.

La fachada, imponente y majestuosa, es una muestra del eclecticismo arquitectónico de principios del siglo XX. En ella se entremezclan elementos neomudéjares, renacentistas y barrocos, creando un conjunto visualmente rico y complejo. Sin embargo, es el detalle de las moscas, sutilmente integrado en la decoración, lo que ha dado nombre a este singular edificio y lo ha convertido en un icono popular.

¿De dónde proviene el curioso nombre de «La Casa de las Moscas»?

Existen diversas teorías al respecto, algunas más legendarias que otras. Algunos afirman que el nombre se debe a la abundancia de moscas que solían pulular por la zona en el pasado, debido a la cercanía del río Guadalquivir y a las actividades comerciales que se desarrollaban en el barrio. Otros, en cambio, sugieren que el nombre es una simple anécdota, una forma divertida de referirse a un edificio tan peculiar.

La peculiar denominación de «Casa de las Moscas» a este edificio sevillano encuentra su justificación en la profusa ornamentación de su fachada. En los azulejos que coronan la construcción, el ojo atento descubrirá una pequeña comunidad de insectos representados con minucioso detalle: moscas, sí, pero también caracoles, abejas y libélulas. Esta fauna cerámica, poco común en la arquitectura de la época, es una clara muestra del carácter modernista que el arquitecto Antonio Gómez Millán quiso imprimir a su obra.

La elección de estos motivos zoológicos y florales, sobre fondos de vivos colores, supuso una ruptura con las convenciones estéticas de la cerámica sevillana de principios del siglo XX. Los ceramistas locales, en general, optaban por motivos más tradicionales y geométricos. Gómez Millán, en cambio, se inspiró en las corrientes artísticas europeas más vanguardistas para crear una fachada que resultara llamativa y original.

La Casa de las Moscas, junto con la cercana capilla del Baratillo, es una de las construcciones más antiguas del barrio del Arenal. Data de una época en la que el modernismo comenzaba a despuntar en Sevilla, y su arquitecto, Antonio Gómez Millán, fue uno de sus máximos exponentes. Desafortunadamente, el Bazar España, otra de sus obras maestras, situado en la Avenida de Miraflores, fue demolido, lo que ha reducido aún más el legado de este arquitecto pionero.

El ocaso del modernismo y el auge del regionalismo

El modernismo, con su espíritu innovador y su gusto por las formas curvas y los motivos naturales, no tardó en dar paso al regionalismo. Este nuevo estilo, que buscaba enraizar la arquitectura en las tradiciones locales, se hizo especialmente popular en Sevilla a partir de la Exposición Iberoamericana de 1929. Edificios como el Hotel Alfonso XIII, la antigua casa Filella o el edificio de La Campana son ejemplos emblemáticos de esta tendencia.

La Casa de las Moscas, con su fachada modernista, se convirtió así en una excepción en un panorama arquitectónico cada vez más dominado por el regionalismo. Sin embargo, su singularidad la ha convertido en un icono de la ciudad, un lugar que despierta la curiosidad de los visitantes y que nos recuerda la riqueza y la diversidad de la arquitectura sevillana.