La Torre de la Plata, una centinela silenciosa con una historia fascinante. Ubicada en la calle Santander, esta torre octogonal del siglo XII formaba parte de la muralla de la ciudad, uniéndose a la famosa Torre del Oro a través de un lienzo que desapareció en 1821.
En la época de Alfonso X, la torre también era conocida como Torre de los Azacanes. En su interior, una escalera central, similar a la de la Torre Blanca, permitía el acceso a la cámara superior. Sin embargo, esta escalera se perdió en reformas posteriores al siglo XVI, momento en que se vació la zona baja para construir un aljibe.
La torre presenta un ligero recrecimiento durante el periodo cristiano, visible a simple vista. En el siglo XVIII, su belleza quedó parcialmente oculta tras la construcción de viviendas siguiendo el proyecto del arquitecto italiano Vermondo Resta. A pesar de una restauración parcial en 1992, la Torre de la Plata se encuentra actualmente en un estado deplorable, invadida por la vegetación en gran parte de su estructura.
Un muro moderno separa la torre de un patio adyacente con un aparcamiento. En este mismo lugar, en el siglo XVII, se encontraba el Corral de las Herrerías, un espacio dedicado a las representaciones teatrales. Existe la intención de acondicionar este terreno como jardines, creando un oasis verde en el corazón de la ciudad.
La Torre de la Plata, a pesar de su estado actual, sigue siendo un tesoro histórico y cultural de Sevilla. Un símbolo de la rica historia de la ciudad que espera ser revalorizado y puesto al alcance de todos.
La Torre de la Plata: Un vigía octogonal
Construida por los almohades como parte de las murallas defensivas, esta torre ha vivido transformaciones y ha sido testigo de la rica historia hispalense.
Originalmente conocida como Torre de la Victoria tras la conquista de Sevilla por Fernando III, la Torre de la Plata mantuvo su nombre popular. Con el paso del tiempo, la muralla perdió su función defensiva y se convirtió en soporte para casas, comercios y almacenes, relegando a la torre a un segundo plano. Durante siglos, su silueta quedó parcialmente oculta entre edificios adosados, dejando entrever solo sus almenas.
En 1992, la Torre de la Plata experimentó una restauración parcial, y desde entonces se ha trabajado para revalorizarla tanto a ella como a su entorno. Se han descubierto nuevos espacios, como un aljibe subterráneo para la recogida de aguas, que arrojan luz sobre su pasado.
La torre, con su planta octogonal de lados irregulares, alberga dos dependencias principales: una en planta baja y otra en la principal, con salida a la cubierta superior y rematada por un antepecho almenado. La planta inferior está cubierta por una bóveda de crucería de estilo gótico primitivo, un ejemplo de la maestría arquitectónica de la época.
A pesar de su pasado accidentado, la Torre de la Plata sigue en pie como un símbolo de la historia de Sevilla. Un monumento que invita a ser explorado y que, sin duda, merece un lugar destacado en el patrimonio cultural de la ciudad.
¿Qué se puede hacer para salvar la Torre de la Plata? Promover su restauración y puesta en valor. Incluirla en rutas turísticas y culturales. Organizar eventos y actividades en el entorno de la torre. Difundir su historia y patrimonio entre la población local y los visitantes.
La Torre de la Plata es un tesoro que guarda muchos secretos por descubrir. Con un poco de esfuerzo e inversión, podemos convertirla en un referente cultural y turístico de Sevilla, un lugar que atraiga a visitantes de todo el mundo y que sirva como fuente de orgullo para los sevillanos.