La Garduña de Sevilla, entre la Historia y la Leyenda

Fue en el siglo XIX cuando el mito de la Garduña como organización criminal estructurada tomó forma

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Los bajos fondos en la Sevilla del Siglo de Oro.
El mito de la Garduña en Sevilla.

La Garduña, una supuesta sociedad secreta criminal nacida en Sevilla durante el Siglo de Oro, ha llamado durante siglos la imaginación popular. Asociada con el hampa y el crimen organizado, su leyenda se ha mezclado con la historia de una ciudad marcada por las tensiones sociales y económicas de su tiempo.

Orígenes literarios y el mito

El nombre «Garduña» apareció por primera vez en una obra literaria del siglo XVII: La Garduña de Sevilla y anzuelo de las bolsas (1642), escrita por Alonso de Castillo Solórzano. En esta novela picaresca, la protagonista, una mujer astuta y libertina, es comparada con la garduña, un animal nocturno conocido por su habilidad para hurtar. Aunque la intención del autor era moralizante y literaria, el término fue ganando un simbolismo más amplio, asociado al crimen y la clandestinidad.

No obstante, fue en el siglo XIX cuando el mito de la Garduña como organización criminal estructurada tomó forma. Según relatos publicados en Misterios de la Inquisición y otras sociedades secretas (1845), atribuidos a Victor de Féreal y Manuel de Cuendias, esta hermandad delictiva habría nacido en Toledo en el siglo XV, extendiéndose luego a otras ciudades, incluida Sevilla. Según estas fuentes, la Garduña habría operado con una jerarquía organizada, liderada por un «hermano mayor» y siguiendo rituales similares a los de las cofradías religiosas. Este grupo supuestamente coordinaba actividades delictivas, desde robos hasta asesinatos por encargo, y tenía una influencia considerable en los bajos fondos de Sevilla.

Uno de los episodios más conocidos del mito es la supuesta captura, en 1821, de Francisco Cortina, líder de la Garduña, en cuya casa se habría encontrado un «Libro Mayor» que documentaba las actividades de la organización. Sin embargo, estos hechos nunca han sido confirmados, y los documentos relacionados con la Garduña se consideran invenciones de los autores decimonónicos.

El contexto de Sevilla: Caldo de cultivo para la leyenda

La Sevilla del Siglo de Oro ofrecía un escenario perfecto para que un mito como el de la Garduña floreciera. La ciudad era el epicentro del comercio con América, lo que generó un auge económico que coexistía con una profunda desigualdad social. Grandes fortunas convivían con la miseria más extrema, y la afluencia de inmigrantes de todas partes del mundo alimentaba un mosaico humano heterogéneo y, a menudo, conflictivo.

En este entorno, el hampa se consolidó como una parte visible de la vida urbana. Delincuentes, pícaros, prostitutas y marginados formaban parte del paisaje cotidiano, y la falta de un control efectivo por parte de las autoridades permitió que los bajos fondos prosperaran. La corrupción en la justicia y el caos en las cárceles sevillanas, como la de la calle Sierpes, alimentaron la percepción de una ciudad donde la ley era frágil y los criminales actuaban con relativa impunidad.

Aunque el mito de la Garduña exagera esta realidad, la percepción de una Sevilla gobernada por códigos clandestinos y sociedades secretas encontró eco en un contexto social de tensiones y desigualdades extremas.

La desmitificación de la Garduña

Pese a la fascinación que genera, la existencia real de la Garduña ha sido puesta en duda por historiadores. Julio Caro Baroja, en sus investigaciones sobre sociedades secretas, calificó los relatos sobre la Garduña como invenciones sin base histórica. Otros autores, como León Arsenal y Fernando Prado, han señalado que la leyenda probablemente surgió de una combinación de literatura, rumores y el atractivo sensacionalista de las sociedades clandestinas.

Los documentos que supuestamente probaban la existencia de la Garduña desaparecieron en el incendio del archivo de la Real Audiencia de Sevilla en 1918, lo que ha alimentado aún más el misterio. Sin embargo, la falta de evidencias concretas apunta a que la Garduña no fue más que una ficción literaria y un mito popular adaptado a las inquietudes y fantasías de su época.

A pesar de su cuestionable historicidad, la Garduña se ha convertido en un símbolo cultural que trasciende su tiempo. Asociada erróneamente con la Mafia siciliana y otras organizaciones criminales, su historia refleja la fascinación universal por lo oculto, lo subversivo y lo prohibido.