En el imaginario popular, Sevilla se asocia con la alegría y el colorido de la Feria de Abril. Sin embargo, pocos conocen la oscura historia que se esconde tras este evento tan querido por los sevillanos.
Corría el año 844 cuando un ejército de vikingos, temidos por su ferocidad, llegó a las costas de la Península Ibérica. Tras ser rechazados en Asturias por el rey Ramiro, estos guerreros navegaron por el Guadalquivir hasta llegar a Sevilla, con la intención de saquear la ciudad.
Las hordas vikingas suben el Guadalquivir en una «ola» de pillaje
El 1 de octubre de ese año, los vikingos se encontraron ante las murallas de Sevilla. Como una horda salvaje, arrasaron la ciudad, destruyendo la mezquita mayor e incendiando gran parte de ella. El único edificio que se salvó del pillaje fue el del gobernador.
La zona de Tablada fue escenario de cruentas batallas. Los sevillanos lucharon con bravura para defender su ciudad, pero la fuerza bruta de los vikingos era superior. Sin embargo, estos no buscaban conquistar Sevilla, solo querían saquearla y llevarse sus riquezas.
Tras el pillaje, los vikingos se replegaron a Punta Verde, agotados pero dando la impresión de fortaleza, donde pactaron con las autoridades locales el intercambio de prisioneros por víveres. Fue en Tablada donde se derramó la sangre de muchos sevillanos en defensa de su ciudad, tiñendo las aguas del río de rojo.
Sevilla saqueada pero no destruida
Sevilla quedó maltrecha tras el ataque vikingo. No solo sufrió daños materiales, sino que también quedó marcada por la violencia y el terror. Pero lo que quizás no sepan muchos es que este episodio también dejó una huella genética en la población sevillana.
Se dice que, como consecuencia de las violaciones y abusos cometidos por los vikingos, generaciones posteriores nacieron con pelo pelirrojo. Este rasgo físico sería un vestigio genético de aquellos «hombres del norte», un recordatorio de la barbarie que azotó Sevilla en 844.
La Feria de Abril, con su alegría y bullicio, contrasta profundamente con la tragedia que vivió Sevilla en el pasado. Sin embargo, es importante conocer esta historia para comprender mejor la identidad de la ciudad y las raíces de sus tradiciones.
¿Quién sabe? Quizás la sangre derramada en Tablada y el dolor sufrido por los sevillanos sean la causa de algunos de los fenómenos inexplicables que se producen en la zona. Solo el tiempo y la investigación podrán arrojar luz sobre este misterio.