La calle Laraña ha sido testigo mudo de siglos de historia y transformación en la ciudad de Sevilla. Su nombre, un homenaje al ilustre abogado y político sevillano Manuel Laraña Fernández, encierra un pasado amplio y complejo.
Antes de convertirse en la calle Laraña que conocemos hoy, esta vía fue conocida como calle de la Compañía, debido a la presencia de la casa jesuita desde mediados del siglo XVI. La orden religiosa, con su influencia cultural y educativa, dejó una profunda huella en la ciudad y en esta calle en particular. Posteriormente, con la expulsión de los jesuitas en 1767, la calle pasó a denominarse calle de la Universidad, ya que los jesuitas habían establecido allí su centro de estudios.
A lo largo de su historia, la calle Laraña ha sido testigo de importantes acontecimientos y ha acogido edificios emblemáticos. Entre ellos destaca la iglesia de la Anunciación, una obra del siglo XVI que refleja el esplendor del barroco sevillano y que estuvo vinculada a la Compañía de Jesús.
Edificios emblemáticos
Enclavada entre la bulliciosa Plaza Encarnación y la serena Plaza Villasís, esta calle se convierte en un testigo privilegiado de la vida sevillana. Su ubicación estratégica la sitúa en el corazón de la ciudad, entrelazándola con otras arterias principales como las calles Imagen, Martín Villa, La Campana y Alfonso XII.
Esta pequeña vía, a pesar de su modesta extensión, alberga un patrimonio arquitectónico de gran valor. La Facultad de Bellas Artes, con su imponente fachada y sus patios interiores, es un referente cultural de la ciudad. Íntimamente ligada a ella se encuentra la Iglesia de la Anunciación, un templo barroco que guarda una rica historia y un valioso patrimonio artístico.
El Palacio de los Marqueses de la Motilla, con su estilo toscano y su torre de aire florentino, añade un toque de elegancia y sofisticación a la calle. Este edificio, construido en los años veinte, es un ejemplo de la arquitectura residencial de la época.
Otro de los edificios emblemáticos de la calle Laraña es el Teatro Quintero. Inaugurado en 1953, este teatro ha sido escenario de numerosas representaciones teatrales y se ha convertido en un referente de la cultura sevillana. Su nombre rinde homenaje a los hermanos Álvarez Quintero, dos de los dramaturgos más importantes de la historia del teatro español.
Pero la calle Laraña no solo es historia y cultura, también es un lugar lleno de leyendas y misterios. Una investigación paranormal en el año 2006 buscó a un personaje muy especial: dice que por sus pasillos del teatro se pasea un fantasma de una mujer vestida de blanco, que ha sido vista y grabada en varias ocasiones.
La calle Laraña, a pesar de su pequeño tamaño, concentra en pocos metros una gran cantidad de historia, arte y misterio.