La Catedral de Sevilla, Historia y arte

Su construcción se inició en 1401, sobre los restos de la antigua mezquita aljama de Sevilla

Actualizado:
Vista de la Catedral de Sevilla y la Giralda.
Catedral de Sevilla desde la Plaza del Triunfo.

La Catedral de Sevilla, también conocida como Catedral de Santa María de la Sede, es un imponente templo gótico que se alza en pleno centro de la ciudad, en la avenida de la Constitución. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987 y Bien de Valor Universal Excepcional en 2010, esta obra maestra de la arquitectura es un tesoro sin igual que atrae a visitantes de todo el mundo.

Su construcción se inició en 1401, sobre los restos de la antigua mezquita aljama de Sevilla. La catedral conserva vestigios de este pasado árabe, como la Giralda y el Patio de los Naranjos, que hoy en día son símbolos de la ciudad.

A lo largo de los siglos, la catedral ha sido testigo de la historia de Sevilla y de España. Ha visto pasar a reyes, nobles y artistas, y ha sido escenario de importantes eventos religiosos y culturales. En su interior, la catedral alberga un sinfín de obras de arte de incalculable valor. Desde pinturas de Murillo y Zurbarán hasta esculturas de Martínez Montañés y tallados en madera de gran belleza, cada rincón del templo es una sorpresa para el visitante.

La Catedral de Sevilla tiene la mayor superficie del mundo, con 51.000 metros cuadrados. Acoge los restos mortales de Cristóbal Colón y de varios reyes de Castilla. Su construcción se prolongó durante más de 400 años. En 2017 recibió a casi 2 millones de visitantes, lo que la convierte en el quinto monumento más visitado de España.

Un viaje a través de los estilos arquitectónicos

A lo largo de los siglos, ha pasado por diferentes etapas constructivas, cada una de las cuales ha dejado su huella en el edificio, convirtiéndolo en un fascinante ejemplo de la evolución de la arquitectura en España.

Periodo Almohade (1172-1248): El califa almohade Abu Yacub Jusuf ordena la construcción de una gran mezquita en 1172. Las obras finalizan en 1198, dando lugar a un edificio de planta rectangular con 17 naves y un amplio patio. La mezquita se caracteriza por sus arcos de herradura y su estilo decorativo típicamente almohade.

Periodo Mudéjar (1248-1401): Tras la conquista de Sevilla por los cristianos en 1248, la mezquita se consagra como catedral. Se realizan pequeños cambios, como la construcción de una Capilla Real para enterrar a monarcas. Los cristianos utilizan el edificio durante más de 150 años, pero su estado se deteriora con el tiempo.

Periodo Gótico (1401-1528): En 1401 se decide construir un nuevo templo de estilo gótico. Las obras se prolongan durante más de un siglo, con la participación de numerosos arquitectos. La catedral gótica se caracteriza por sus dimensiones colosales, su riguroso diseño y su impresionante bóveda de crucería. Destaca la Giralda, el minarete de la antigua mezquita que se conserva como campanario.

Periodo Renacentista (1528-1593): Se construyen dependencias anexas al templo gótico, como la Sacristía Mayor y la Capilla Real. Hernán Ruiz edifica el último cuerpo de la Giralda.
La catedral y sus dependencias quedan terminadas en 1593.

Periodo Barroco (1618-1758): Se construye la iglesia del Sagrario, un edificio independiente de la catedral pero anexo a ella. Se añaden pequeños agregados en el frente de Poniente con estilo barroco.

Periodo Académico (1758-1823): Predomina el estilo neoclásico. Se construyen dependencias en la zona suroeste del templo. Se derriban los edificios que unían la catedral al caserío de la ciudad.

Periodo Neogótico (1825-1928): Se terminan partes del edificio que habían quedado inconclusas, siguiendo el diseño gótico original. Se realizan diferentes trabajos de restauración.

La Catedral de Sevilla es una visita obligada para cualquier amante del arte y la historia. Es un lugar donde se puede apreciar la belleza y la maestría de los constructores de diferentes épocas, y donde se puede sentir la huella del paso del tiempo.

Un mosaico de piedras

En su construcción, como era habitual en la arquitectura gótica, se empleó la piedra como principal material de construcción. La catedral no se construyó con un solo tipo de piedra, sino que es un mosaico de rocas procedentes de diferentes puntos de la geografía española. En total, se utilizaron materiales de más de 20 canteras, cada una aportando sus características únicas al conjunto.

La piedra protagonista

Calcarenita fosilífera de grano grueso: Esta piedra, procedente de la sierra de San Cristóbal en el Puerto de Santa María (Cádiz), es la más utilizada en la construcción de la catedral. Su textura rugosa y sus fósiles visibles le dan un aspecto robusto y añaden un toque de historia al edificio.

Roca caliza fosilífera de grano fino: Extraída de Espera (Cádiz), esta piedra se empleó principalmente en elementos decorativos, como las cresterías, y en la construcción de los Archivos anexos a la catedral en 1918. Su textura más fina y su color blanco le dan un aspecto más elegante y refinado.

Piedras de otras regiones: Para elementos específicos, como zócalos, tracerías y restauraciones, se trajeron rocas de Puerto Real, Estepa, Utrera, Morón de la Frontera y otros lugares. Cada piedra aportó su color y textura, enriqueciendo aún más la variedad cromática de la catedral.

Las portadas de la Concepción y del Príncipe, construidas a finales del siglo XIX y principios del XX, se realizaron con piedra de Monóvar (Alicante). Esta piedra caliza de color crema aporta un toque de distinción y modernidad a la fachada de la catedral.

La Catedral de Sevilla, más que un simple edificio, es un libro abierto que nos cuenta la historia de la ciudad a través de sus piedras. Cada bloque, cada textura, cada color, nos habla de los canteros que las extrajeron, de los arquitectos que las diseñaron y de los constructores que las colocaron en su lugar. Un verdadero tesoro geológico y arquitectónico que merece ser admirado y estudiado por todos aquellos que visitan este monumento sin igual.

El Patio de los Naranjos

El Patio de los Naranjos, originalmente el patio de abluciones de la mezquita almohade, es un oasis verde en el corazón de la catedral. Su forma rectangular, de 43 metros por 81 metros, invita a la tranquilidad y la contemplación. En su centro, una fuente con taza visigoda refresca el ambiente y aporta un toque de historia.

Atravesando la Puerta del Perdón

La Puerta del Perdón, decorada con yeserías renacentistas del siglo XVI, es la entrada principal al Patio de los Naranjos. Sus hojas de madera revestidas de bronce y sus aldabones de bronce fundido la convierten en una obra de arte en sí misma.

La Iglesia del Sagrario: Un tesoro barroco

Integrado en la catedral, la Iglesia del Sagrario es un templo de estilo barroco que comenzó a construirse en 1618. Su planta de cruz latina, su bóveda con linterna y su rica decoración interior, con el retablo mayor como pieza central, la convierten en una joya del arte barroco sevillano.

Las fachadas, un derroche de estilos

La catedral de Sevilla presume de tres fachadas principales y dos puertas laterales, cada una con un estilo y una historia únicos.

Fachada de los pies

Portada del Bautismo: Del siglo XV, con un tímpano que representa el Bautismo de Cristo y esculturas de San Leandro, San Isidoro, Santa Justa y Rufina.

Portada principal o de la Asunción: Del siglo XIX, con esculturas de los apóstoles realizadas por Ricardo Bellver.

Portada de San Miguel o del Nacimiento: Del siglo XV, decorada con esculturas de terracota de San Laureano, San Hermenegildo y los cuatro evangelistas.

Fachada sur

Puerta de San Cristóbal o del Príncipe: De finales del siglo XIX y principios del XX, con un diseño neogótico y una réplica del Giraldillo.

Fachada norte

Puerta de la Concepción: Del finales del siglo XIX y principios del XX, con un diseño neogótico que imita el estilo del resto del edificio.

Las puertas laterales

Puerta del Lagarto: Una puerta sencilla que da acceso a la galería cubierta del Patio de los Naranjos.

Puerta del Sagrario: De estilo barroco del siglo XVII, con esculturas de San Fernando, Santa Justa, San Isidoro, Santa Rufina y San Leandro.

Puerta del Perdón: La entrada principal al Patio de los Naranjos, con un arco de herradura apuntado y puertas de bronce decoradas con lacerías, atauriques e inscripciones cúficas.

Fachada este de la cabecera

Puerta de Palos o de la Adoración de los Magos: Del siglo XVI, con un tímpano que representa la Adoración de los Magos.

Puerta de Campanillas: Del siglo XVI, con esculturas renacentistas y un relieve que representa la Entrada de Cristo a Jerusalén.

La Catedral de Sevilla es un monumento vivo que nos invita a recorrer sus diferentes espacios, admirar su arquitectura y descubrir la historia que cada rincón encierra. Un viaje a través del tiempo y el arte en el corazón de Sevilla. Si tienes la oportunidad de visitar Sevilla, no te pierdas la oportunidad de conocer la Catedral. Es una experiencia que te dejará sin aliento.