El Panteón de los Sevillanos Ilustres

La cripta del Templo de la Anunciación fue elegida para albergar los restos de los sevillanos destacados en la Historia

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Panteón de los Sevillanos Ilustres bajo la Iglesia de la Anunciación.
Vista galería principal Panteón Sevillanos Ilustres.

En el corazón de Sevilla, bajo la imponente estructura del Templo de la Anunciación, se esconde un tesoro histórico: el Panteón de los Sevillanos Ilustres. Este mausoleo, ubicado en la antigua cripta jesuita, alberga los restos mortales de algunas de las figuras más relevantes de la ciudad, convirtiéndose en un auténtico panteón de la cultura y el conocimiento sevillano.

La historia del Panteón se remonta al siglo XVIII, cuando la Compañía de Jesús fue expulsada de España. La Casa Profesa y el Templo de la Anunciación, que habían servido como centro de la orden religiosa, fueron destinados a nuevos usos. En 1768, se convirtió en la sede de la Universidad Literaria, origen de la actual Universidad de Sevilla.

A mediados del siglo XIX, ante la destrucción de numerosos monumentos funerarios durante la Guerra de la Independencia, surgió la idea de crear un lugar donde honrar la memoria de los sevillanos ilustres. Así, la cripta del Templo de la Anunciación fue elegida para albergar estos restos.

Un recorrido por el Panteón

Descendiendo por las escaleras de la Facultad de Bellas Artes, el visitante accede a un espacio de gran solemnidad. La planta de cruz latina, la techumbre abovedada y el revestimiento de granito pulido confieren al Panteón una atmósfera de recogimiento y respeto.

Entre las numerosas figuras que descansan en este lugar, destacan:

Pedro Ponce León: Noble sevillano del siglo XVI, cuya familia jugó un papel fundamental en la consolidación del poder de los Reyes Católicos.

Francisco Duarte de Mendicoa: Militar navarro al servicio de Carlos I, cuyas armas y escudos heráldicos adornan un magnífico bajorrelieve renacentista.

Otros personajes ilustres: Escritores, artistas, científicos y políticos que han dejado una huella imborrable en la historia de Sevilla.

El Panteón de los Sevillanos Ilustres no es solo un lugar de reposo eterno, sino también un espacio de memoria y reflexión. Al recorrer sus salas, los visitantes pueden adentrarse en la historia de Sevilla y conocer a los hombres y mujeres que han contribuido a su grandeza.

La conservación y puesta en valor de este patrimonio histórico es fundamental para mantener viva la memoria de nuestros antepasados y transmitirla a las futuras generaciones. El Panteón de los Sevillanos Ilustres se ha convertido en un referente cultural y turístico de la ciudad, un lugar donde rendir homenaje a aquellos que han hecho de Sevilla un lugar excepcional.

Historia en el Panteón de Sevilla: Lorenzo Suárez de Figueroa y Benito Arias Montano

En las profundidades del Panteón de los Sevillanos Ilustres, yace un capítulo fascinante de la historia de España. Allí, entre sombras y vestigios del pasado, reposan los restos de figuras emblemáticas que marcaron su época con sus logros y su legado. Dos de ellos, Lorenzo Suárez de Figueroa y Benito Arias Montano, destacan por su relevancia histórica y la riqueza de sus historias.

Lorenzo Suárez de Figueroa: Un caballero de la Orden de Santiago

En un sarcófago gótico, encontramos la efigie yacente de Lorenzo Suárez de Figueroa, trigésimo tercer maestre de la Orden de Santiago. Su figura, vestida con el hábito de la orden y acompañada por un leal perro llamado Amadis, evoca la época medieval y los valores de la caballería. Figueroa, quien falleció en 1409, fue un destacado miembro de la nobleza sevillana y desempeñó un papel fundamental en la consolidación del poder de los Trastámara.

Benito Arias Montano: Un erudito universal

Junto a Figueroa, descansa Benito Arias Montano, una de las mentes más brillantes del Renacimiento español. Este humanista extremeño, nacido en Fregenal de la Sierra en 1527, destacó en diversas disciplinas como la filología, la teología, la filosofía y las ciencias naturales. Su erudición le llevó a participar en proyectos de gran envergadura, como la revisión de la Biblia Políglota Complutense, encargo personal del rey Felipe II.

Arias Montano fue un hombre de gran fe y devoción, pero también un espíritu inquieto y aventurero. Sus viajes por Europa le permitieron establecer contactos con los más destacados intelectuales de su tiempo y ampliar sus conocimientos. Sin embargo, su vida no estuvo exenta de polémicas, ya que sus ideas y su defensa del protestantismo le enfrentaron a la Inquisición en varias ocasiones.

La presencia de Lorenzo Suárez de Figueroa y Benito Arias Montano en el Panteón de los Sevillanos Ilustres es un testimonio de la importancia que tuvieron estas figuras en la historia de Sevilla y de España. Sus vidas y sus obras nos hablan de un pasado rico y complejo, en el que convivían la fe, la ciencia, la política y el arte.

El Panteón se convierte así en un lugar de encuentro con nuestro pasado, donde podemos admirar la belleza de las esculturas funerarias, conocer las vidas de hombres y mujeres excepcionales y reflexionar sobre el legado que nos han dejado.

Un recorrido por la historia de la ciudad

En el corazón del Panteón de los Sevillanos Ilustres, bajo la cripta del Templo de la Anunciación, se encuentra un capítulo fundamental de la historia de Sevilla. Este mausoleo, que alberga los restos de algunas de las figuras más relevantes de la ciudad, es un auténtico compendio de la vida intelectual, política y cultural de Sevilla.

En la nave principal, destacan los sepulcros de destacados miembros de la aristocracia sevillana, como Jerónimo Girón de Moctezuma y Ahumada y Salcedo, marqués de las Amarillas, y Antonio Desmaisieres Flores Rasoir y Peán y Manuela Fernández de Santillán, marqueses de la Motilla. Frente a ellos, reposa Luis José Sartorius y Tapia, conde de San Luis y vizconde de Priego, una figura clave en la política española del siglo XIX. Sartorius, de origen germano-español, tuvo una meteórica carrera política, llegando a ser presidente del Consejo de Ministros. Su legado incluye importantes reformas como la regulación de la propiedad intelectual y la implantación del sello de correos.

La ilustración y la cultura

El Panteón también alberga a destacados intelectuales y artistas, como Alberto Lista y Félix Reinoso, dos figuras clave de la Ilustración sevillana. Ambos fueron profesores, poetas y ensayistas, y desempeñaron un papel fundamental en la renovación cultural de la ciudad. Lista, en particular, ejerció una gran influencia en la generación romántica, contando entre sus discípulos a Gustavo Adolfo Bécquer.

Otras figuras destacadas incluyen a Rodrigo Caro, historiador y arqueólogo, conocido por sus trabajos sobre la antigua Itálica; José Amador de los Ríos, historiador y crítico literario; y José Gestoso, historiador del arte y gran conocedor de Sevilla.

La ciencia y la medicina

El Panteón también rinde homenaje a figuras relevantes en el ámbito de la ciencia y la medicina, como Antonio Lecha-Marzo, pionero de la medicina legal en España, y Francisco Mateos Gago, catedrático de Teología y fundador de la Academia Sevillana de Estudios Arqueológicos.

El Panteón de los Sevillanos Ilustres es mucho más que un simple cementerio. Es un reflejo de la historia de Sevilla, de sus luces y sus sombras. A través de las lápidas, las esculturas y los epitafios, podemos conocer las vidas de hombres y mujeres que marcaron su época y dejaron una huella imborrable en la ciudad.

Cecilia Böhl de Faber, Gustavo Adolfo Bécquer y el Panteón de los Sevillanos Ilustres

El Panteón de los Sevillanos Ilustres no solo alberga los restos de figuras políticas y eclesiásticas, sino también de grandes literatos que han dejado una huella imborrable en la cultura española. Entre ellos destacan Cecilia Böhl de Faber, más conocida como Fernán Caballero, y los hermanos Bécquer, Gustavo Adolfo y Valeriano.

Fernán Caballero: La voz de la mujer española

Cecilia Böhl de Faber, nacida en Suiza pero profundamente arraigada a España, fue una de las primeras novelistas españolas en alcanzar reconocimiento internacional. Sus obras, como «La Gaviota», reflejan la vida y costumbres de la sociedad rural española del siglo XIX, otorgándole una voz a las mujeres y a los sectores más desfavorecidos. Tras una vida marcada por la pérdida de sus seres queridos y dificultades económicas, encontró refugio en Sevilla, donde fue protegida por la reina Isabel II. Sus restos fueron trasladados al Panteón de los Sevillanos Ilustres en 1999, convirtiéndola en la última incorporación a este panteón.

Los hermanos Bécquer: Iconos de la literatura romántica

Los hermanos Bécquer, Gustavo Adolfo y Valeriano, son sin duda las figuras más populares del Panteón. Gustavo Adolfo, poeta y narrador, es considerado uno de los máximos exponentes del romanticismo español. Sus «Rimas» y «Leyendas» han cautivado a generaciones de lectores con su lirismo y su capacidad para evocar atmósferas misteriosas y melancólicas. Valeriano, por su parte, fue un destacado pintor y dibujante, cuyas ilustraciones acompañaron muchas de las obras de su hermano.

La vida de Gustavo Adolfo Bécquer estuvo marcada por la adversidad. Huérfano de padre a temprana edad, se vio obligado a enfrentarse a numerosas dificultades económicas. A pesar de ello, su talento literario le permitió destacar en el panorama cultural de su época. Sus «Cartas desde mi celda», escritas durante su estancia en el monasterio de Veruela, son un testimonio de su sensibilidad y de su búsqueda de la inspiración.

Un homenaje a la cultura sevillana

La presencia de Fernán Caballero y los hermanos Bécquer en el Panteón de los Sevillanos Ilustres es un homenaje a la rica tradición literaria de Sevilla. Sus obras, que han trascendido las fronteras de España, han contribuido a forjar la identidad cultural de la ciudad y a proyectarla al mundo.

El Panteón se convierte así en un lugar de peregrinación para los amantes de la literatura y un espacio de reflexión sobre la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural. Al visitar este lugar, podemos sentirnos más cerca de aquellos que, con su talento y su pasión, han enriquecido nuestra vida y nuestra cultura.