El Palacio de los Condes de Santa Coloma o de ‘los Bucarelli’

A finales del siglo XVII, Antonio Bucarelli, un noble florentino radicado en Sevilla, encargó la construcción de este palacio, que se convertiría en el epicentro de su linaje

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Vista de la fachada del Palacio de los Bucarelli.
Fachada del Palacio de los Bucarelli en Sevilla.

El Palacio de los Condes de Santa Coloma, también conocido como Palacio de los Bucarelli, se erige como uno de los máximos exponentes de la arquitectura barroca civil en Sevilla. Ubicado en el corazón histórico de la ciudad, este majestuoso edificio nos transporta a una época de esplendor y opulencia, reflejando el poder y el prestigio de la familia Bucarelli, sus primeros propietarios.

A finales del siglo XVII, Antonio Bucarelli, un noble florentino radicado en Sevilla, encargó la construcción de este palacio, que se convertiría en el epicentro de su linaje. Los Bucarelli, una familia de comerciantes enriquecidos por el comercio con las Indias, alcanzaron una posición de gran relevancia en la sociedad sevillana. Su influencia se extendió más allá de las fronteras españolas, ya que varios miembros de la familia desempeñaron importantes cargos en el virreinato de Nueva España y en Cuba.

Tras pasar por varias generaciones de la familia Bucarelli, el palacio fue adquirido por los Condes de Santa Coloma, quienes le dieron nombre. A lo largo de los siglos, el edificio ha sido testigo de numerosos acontecimientos históricos y ha albergado a personajes ilustres.

Arquitectura y decoración

El Palacio de los Condes de Santa Coloma destaca por su elegante fachada y sus interiores ricamente decorados. La planta baja, destinada a las dependencias de servicio, contrasta con la planta noble, donde se encuentran las estancias más representativas. Destaca el patio principal, con sus arcadas de medio punto y su escalera principal, que conecta las diferentes plantas del edificio. Los salones y las habitaciones están adornados con molduras, estucos y pinturas que reflejan el gusto artístico de la época.

El Palacio de los Condes de Santa Coloma es mucho más que una simple construcción. Es un testimonio del pasado de Sevilla, un reflejo de la riqueza y el poder de una época, y un ejemplo excepcional de la arquitectura barroca civil.

Un laberinto de espacios y belleza

Ocupa casi por completo una manzana del centro histórico de Sevilla, revelando la envergadura y el poder de quienes lo habitaron. Su estructura se organiza en torno a dos patios principales, auténticos corazones que bombean vida a todo el edificio. Estos patios, con sus arquerías de medio punto sostenidas por elegantes columnas de mármol, se distribuyen en dos plantas, creando una atmósfera de serenidad y armonía. Un segundo patio, más íntimo y apartado, añade un toque de misterio al conjunto.

Desde uno de los patios principales, una majestuosa escalera de dos tramos asciende hacia las plantas superiores, invitando a los visitantes a explorar los aposentos nobles. Los muros de esta escalera, así como los de los diferentes salones, están adornados con rica decoración, molduras y estucos que hablan de un pasado de esplendor.

La fachada principal del palacio, de grandes dimensiones, se articula a través de una serie de pilastras que crean un ritmo visual armonioso y enfatizan la verticalidad del edificio. La puerta de entrada, flanqueada por pilastras corintias, conduce a un espacioso zaguán que da acceso al interior. Sobre la puerta, un balcón principal, decorado con molduras y el escudo de armas de la familia Bucarelli, corona la composición y añade un toque de distinción.

Además de los patios principales, el palacio cuenta con otros espacios de gran interés, como un apeadero, caballerizas y un jardín. Estos elementos, que en su día tuvieron una función práctica, hoy en día contribuyen a enriquecer la experiencia del visitante, ofreciendo una visión más completa de la vida cotidiana en un palacio sevillano.

En conjunto, el Palacio de los Condes de Santa Coloma es mucho más que un simple edificio. Es un testimonio vivo de la historia de Sevilla, un reflejo del poder y la riqueza de una época, y un ejemplo excepcional de la arquitectura barroca civil. Su visita es una oportunidad única para sumergirse en el pasado y admirar la belleza de un lugar que ha sido testigo de siglos de historia.