El Hospital de las Cinco Llagas, un emblemático edificio renacentista ubicado en el corazón de Sevilla, es mucho más que un simple hospital histórico. Su rica historia se entrelaza con la evolución de la ciudad, la sociedad sevillana y la asistencia sanitaria en España. Fundado en el siglo XVI por Catalina de Ribera y Mendoza, este majestuoso edificio ha sido testigo de siglos de cambios, desde su origen como hospital para mujeres hasta convertirse en la sede del Parlamento de Andalucía.
El Hospital de las Cinco Llagas
La creación del hospital fue impulsada por la profunda fe de Catalina de Ribera, quien destinó una parte significativa de su patrimonio a esta noble causa. Las bulas papales otorgadas a la institución le concedieron privilegios especiales, como la exención de jurisdicción ordinaria, y garantizaron su independencia y estabilidad económica.
A mediados del siglo XVI, se inició la construcción de un nuevo edificio, más amplio y acorde con las necesidades del hospital. La obra, encomendada a destacados arquitectos como Martín de Gaínza y Hernán Ruiz II, se prolongó durante varias décadas y dio como resultado una construcción monumental que se convirtió en un referente de la arquitectura renacentista.
La planta rectangular del edificio, organizada en torno a patios, y su fachada principal, con sus ordenes clásicos y sus ricas ornamentaciones, son un reflejo de la armonía y la belleza que caracterizan al Renacimiento. La iglesia, situada en el patio central, es una obra maestra del manierismo sevillano y destaca por su planta de cruz latina y su rica decoración.
A lo largo de su historia, el Hospital de las Cinco Llagas desempeñó un papel fundamental en la sociedad sevillana. Sirvió como refugio para los enfermos y los necesitados, y jugó un papel crucial en la lucha contra epidemias como la peste. Sin embargo, también sufrió las consecuencias de las crisis económicas y las guerras que asolaron Europa.
Un monumento al Renacimiento Sevillano
La idea de construir un hospital tan ambicioso surgió de la voluntad de Catalina de Ribera y Mendoza, quien dotó a la institución de un importante patrimonio. El diseño del edificio fue objeto de un concurso en el que participaron destacados arquitectos de la época. Finalmente, el proyecto de Martín de Gaínza fue el elegido por su equilibrio entre funcionalidad y belleza.
La mano de maestros renacentistas
Martín de Gaínza: El primer maestro mayor de las obras, Gaínza, estableció las bases del edificio, levantando los patios, fachadas y torres. Su diseño se inspiró en los grandes hospitales italianos, como el Hospital Mayor de Milán, y se adaptó al contexto sevillano.
Hernán Ruiz II: Tras la muerte de Gaínza, Hernán Ruiz II tomó las riendas de la obra. Su aportación más significativa fue la construcción de la iglesia, una obra maestra del renacimiento sevillano. La iglesia, de planta de cruz latina, destaca por su elegancia y sobriedad, y se convirtió en un modelo para futuras construcciones religiosas.
Asensio de Maeda: Este arquitecto italiano fue el encargado de diseñar la portada principal, una obra manierista que combina elementos clásicos y renacentistas. La portada, con su rica ornamentación y su monumentalidad, es una de las más destacadas de la ciudad.
Características arquitectónicas
Planta: El edificio se organiza en torno a un conjunto de patios, que proporcionaban luz y ventilación a las diferentes estancias.
Fachadas: Las fachadas, de gran sobriedad y elegancia, se articulan en dos pisos mediante órdenes clásicos. Los balcones, los frontones y las acróteras confieren al edificio un carácter monumental.
Iglesia: La iglesia, situada en el patio central, es el corazón del edificio. Su planta de cruz latina y su altura la convierten en un elemento dominante. El retablo mayor, obra de Diego López Bueno, es una muestra del arte religioso de la época.
Jardines: Los amplios jardines que rodean el edificio contribuyen a crear un ambiente tranquilo y sereno.
Transformación del Hospital
El Hospital de las Cinco Llagas representa uno de los máximos exponentes del renacimiento sevillano. Su influencia se extendió a otros edificios de la ciudad, y su diseño sirvió de modelo para numerosos hospitales y conventos. Además, su ubicación en el barrio de la Macarena contribuyó al desarrollo de esta zona de Sevilla.
Tras siglos de servicio como baluarte de la asistencia sanitaria en Sevilla, el Hospital de las Cinco Llagas cerró sus puertas como centro hospitalario en 1972. Durante los años siguientes, el edificio se sumió en un progresivo deterioro, amenazando con perderse uno de los monumentos más emblemáticos del renacimiento sevillano. Sin embargo, gracias a la visión de futuro de las autoridades andaluzas, este majestuoso edificio renació de sus cenizas para convertirse en la sede del Parlamento de Andalucía.
En 1986, se iniciaron los ambiciosos proyectos de restauración y adaptación del edificio a las nuevas funciones parlamentarias. Un proceso complejo y meticuloso que requirió de la intervención de expertos en restauración y arquitectura. La inauguración oficial del Parlamento de Andalucía en el antiguo hospital tuvo lugar el 28 de febrero de 1992, coincidiendo con el Día de Andalucía, un hecho simbólico que subrayaba la importancia de este edificio para la identidad andaluza.
No obstante, la primera fase de restauración no abarcó la totalidad del edificio. Numerosos patios y estancias quedaron pendientes de rehabilitación. Fue necesario esperar hasta el año 2003 para completar la restauración integral del hospital, recuperando así todo su esplendor y garantizando su conservación para las futuras generaciones.
La transformación del Hospital de las Cinco Llagas en sede del Parlamento de Andalucía no solo supuso la recuperación de un edificio histórico, sino también la revitalización de todo el barrio de la Macarena. El edificio se convirtió en un referente cultural y turístico, atrayendo a visitantes de todo el mundo que desean admirar su belleza arquitectónica y conocer la historia de Sevilla.