No hace muchas semanas, escasamente tres, antes de Semana Santa, me hacían partícipe de una de esas historias imposibles que sólo pueden pasar en Sevilla, una historia extraña, insólita e inexplicable.
El desaparecido de la calle Pascual Márquez
Mi interlocutor, Javier, me decía que estando en la Feria de 2022 (del año pasado) con su familia, en su caseta de la calle Pascual Márquez, siendo en torno a las dos menos veinte de la madrugada, decidieron irse no sin antes pasar por los aseos y aliviar un poco tanto líquido bebido.
Estaba junto a su mujer y su hija así como con unos amigos y se puso en la cola del baño en el que había una persona en el interior del mismo y otra persona esperando. Javier me decía que esa noche no había bebido nada, que le tocaba conducir a él y que no quería «tonterías» con la Guardia Civil.
Estando en la cola del aseo, del baño, llegó un señor que estaba con urgencia por entrar en el mismo, les preguntó a ambos, que estaban en la cola, si había alguien dentro, a lo que respondieron que si. En este tiempo el señor que estaba usando el baño salió y le individuo «apurado» les preguntó que si le permitían entrar. Ambos se miraron y le dejaron pasar.
Sin «señales de vida»
Hasta aquí todo normal dentro de lo que puede ser la incontinencia en la Feria tras mucho beber, pero se complicó todo cuando transcurridos cuatro minutos el seño no salía. Golpearon la puerta y tiraron de ella tratando de abrirla pero nadie contestaba y el pestillo estaba echado.
Creyendo que podía haberle pasado «algo», un desmayo o similar, intentaron forzar la puerta pero no se abría. El vigilante de seguridad, que observaba la escena, se acercó, y trató de abrir la puerta pero no se abría. La preocupación era grande.
El vigilante de seguridad sacó una especie de alambre, un «cabo», que introdujo por el «agujerito de la cerradura» y abrió la puerta. La sorpresa fue que dentro del baño no había nadie.
Le pregunte a Javier si se había podido escapar por algún sitio, o por el «sintecho» de este tipo de aseos, la respuesta fue contundente: se trata de un baño panelado, sólido y con techo, para salir de él hay que romper los paneles, imposible.
Muchas preguntas y pocas respuestas
¿Dónde se marchó aquel hombre? ¿Alguien más lo vio? A lo primero no se puede responder por que no se conoce, pero lo segundo si: lo vieron el vigilante de seguridad, el hombre que esperaba junto a Javier, el propio Javier, de pasada el señor que salió del baño y también uno de los camareros de barra. Todos coinciden en su descripción.
¿Un fantasma? Pues no lo sé pero, cuando menos, algo extraño.