Originariamente se llamaba «Un Hombre Nuevo» aunque es conocido popularmente en la ciudad como «El Huevo de Colón» que se trata de una escultura gigante situada en el parque de San Jerónimo, obra del escultor ruso-georgiano Zurab Tsereteli e inaugurada en el año 1995.
Se trata de la mayor escultura de bronce de España, teniendo una altura de 32 metros dentro de lo que es un huevo de 45 metros de altura. Fue una emotiva donación del Ayuntamiento de Moscú a la ciudad de Sevilla.
El conjunto fue trasladado desde la localidad de Santurce a Sevilla en siete camiones así como dos vehículos especiales para las piezas de mayores dimensiones No sería hasta el 9 de octubre de 1995 cuando la alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerri, otorga el título de Hija Adoptiva de la Ciudad a la infanta Elena para, posteriormente, trasladarse al Parque de San Jerónimo para inaugurar este singular monumento a Colón.
El conjunto viene a representar un gran huevo formado por las velas de las embarcaciones del almirante, dentro del mismo se encuentra una estatua de Cristóbal Colón, que está sosteniendo un mapa desenrollado así como destacan tres carabelas.
Un monumento entre el vandalismo y la esperanza
Tras un montaje accidentado y retrasos en su inauguración, la obra sufrió una serie de desafortunados eventos: expolio, vandalismo e incluso el robo de las planchas de bronce que recubren su estructura.
Estos daños iniciales fueron reparados a partir del año 2000, pero la desventura del monumento no terminó ahí. En 2021, nuevamente, las planchas de bronce que recubren el interior del huevo, hasta la altura de la cintura de la estatua, fueron objeto de robo. Ante esta situación, el ayuntamiento de Sevilla presentó una denuncia y la policía nacional abrió una investigación.
En abril del mismo año, cuatro individuos fueron detenidos por su presunta implicación en los robos. Dos de ellos eran chatarreros portugueses, uno de Sevilla y el cuarto, considerado el autor material de los hechos. Se logró recuperar un total de 42 planchas de bronce en dos chatarrerías, una en Sevilla y otra en São Brás de Alportel, Portugal. Sin embargo, esta cantidad representa solo una pequeña parte del material sustraído.
A pesar de estos contratiempos, el Huevo de Colón no solo sigue en pie, sino que también ha sido reconocido por la Unesco. En 1992, Zurab Tsereteli realizó una réplica a menor escala (160 x 112 x 90 cm) de la escultura y la donó a la organización, convirtiéndose en Embajador de Buena Voluntad. En 2005, con motivo del 60º aniversario de la Unesco, Rusia incluso emitió un sello con la imagen de esta emblemática obra.
A pesar de los daños sufridos, la escultura sigue siendo un símbolo de la ciudad de Sevilla y un homenaje a la gesta colombina. Es de esperar que, en el futuro, el Huevo de Colón reciba el respeto y la admiración que merece, libre de vandalismo y expolio.
