El cementerio de «Los Curros» de la Expo en Sevilla, un recuerdo carismático de la Exposición Universal de 1992

Más de cien de estas figuras se agrupan en el conocido «Cementerio de los Curros», donde parecen sonreír y saludar a quienes los visitan, manteniendo viva la memoria de aquel evento tan significativo.

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Almacén de Curros de la Expo'92.
"Cementerio" con figuras se la Expo, con Curro.

La Exposición Universal de 1992 en Sevilla marcó un hito en la Historia de la ciudad hispalense y de Andalucía en su conjunto. Con una extensión de 215 hectáreas, este evento de vanguardia y modernidad atrajo a 15,5 millones de visitantes, transformando la imagen de la ciudad a ojos del mundo. Sin embargo, a pesar del paso del tiempo, todavía existen recuerdos físicos de aquel momento, como el famoso «Cementerio de los Curros», un lugar que alberga más de cien figuras de Curro, el popular símbolo de la Expo del 92.

La Exposición Universal de 1992, también conocida como Expo 92, fue un ambicioso y exitoso proyecto que buscaba proyectar la imagen de Sevilla y de toda Andalucía hacia el mundo. Con un presupuesto de 1104 millones de euros, se llevaron a cabo importantes obras de infraestructura y urbanismo que transformaron la ciudad para siempre. La Expo 92 se erigió como un escaparate de modernidad y progreso, mostrando al mundo la riqueza cultural, histórica y artística de la región.

En el corazón de este evento, se encontraba Curro, una figura carismática que se convirtió en el emblema de la Expo 92. A día de hoy, muchas de estas figuras de Curro se encuentran resguardadas en Romano Antigüedades, en Alcalá de Guadaíra, como parte del legado de la exposición. Sin embargo, más de cien de estas figuras se agrupan en el conocido «Cementerio de los Curros», donde parecen sonreír y saludar a quienes los visitan, manteniendo viva la memoria de aquel evento tan significativo.

La mascota eterna de la Expo

Estas figuras formaban parte de los balancines mecánicos para niños instalados a lo largo de la Cartuja durante la Expo 92, los cuales gozaron de gran popularidad en su momento. Aunque ahora descansen en el «Cementerio de los Curros», su presencia sigue recordando a los visitantes la alegría y la vitalidad que caracterizó a la exposición.

El «Cementerio de los Curros» se ha convertido en un lugar de interés para aquellos que desean revivir la magia de la Expo 92. A pesar de que el tiempo ha pasado, estas figuras conservan su encanto y continúan atrayendo a quienes buscan reconectar con aquel evento que marcó un antes y un después en la historia de Sevilla. Su presencia nos recuerda la importancia de preservar la memoria de eventos significativos que han contribuido a forjar la identidad de una ciudad.

Además de las figuras de Curro, el «Cementerio de los Curros» alberga otros elementos que formaron parte del paisaje de la Expo 92, consolidando su valor como un auténtico museo al aire libre. Este lugar se ha convertido en un testimonio físico de un momento histórico que dejó una huella imborrable en la ciudad de Sevilla.

El legado de la Expo 92 no se limita únicamente a las figuras de Curro y a los recuerdos que reposan en el «Cementerio de los Curros». La exposición dejó un impacto perdurable en la infraestructura y el desarrollo de la ciudad. Muchas de las edificaciones, puentes, y espacios públicos que se construyeron para la Expo siguen siendo utilizados y apreciados por los residentes y visitantes de Sevilla. Entre estos se encuentran el Pabellón de la Navegación, el Pabellón de Marruecos y el popular Parque Temático Isla Mágica, que originalmente se concibió como parte de la oferta de ocio de la Expo.

Lo que significó la Expo’92

La Expo 92 también impulsó una renovación urbana significativa, incluyendo la modernización del transporte público, la expansión de la red de carreteras y la creación de zonas verdes y espacios de recreo. Estos cambios contribuyeron a la transformación de Sevilla en una ciudad más moderna, dinámica y atractiva, potenciando su capacidad para acoger eventos internacionales y fortaleciendo su economía y su proyección internacional.

Además, la Expo 92 dejó un legado intangible en la ciudad, influenciando su cultura, su identidad y su proyección global. La exposición reforzó la imagen de Sevilla como un destino turístico de primer orden y como un centro de innovación y progreso. Asimismo, fomentó la apertura de la ciudad al mundo, promoviendo el intercambio cultural, la diversidad y la cooperación internacional.

El «Cementerio de los Curros», con sus más de cien figuras sonrientes de Curro, representa una pequeña parte de este legado, pero a su vez, encierra un gran simbolismo. Estas figuras, que en su momento alegraron a tantos niños y familias durante la Expo 92, siguen siendo una fuente de alegría y nostalgia para quienes las visitan en la actualidad. Son un recordatorio tangible de un momento en el que Sevilla brilló con luz propia ante los ojos del mundo.

Este «Cementerio de los Curros» es mucho más que un simple depósito de figuras. Es un lugar que evoca recuerdos, despierta emociones y nos conecta con un capítulo especial en la historia de Sevilla. A través de estas figuras, podemos revivir la magia y la energía que caracterizaron a la Expo 92, un evento que transformó la ciudad y que sigue siendo recordado con cariño y admiración.

Visitar el «Cementerio de los Curros» es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de preservar la memoria de eventos significativos y para celebrar el impacto perdurable que la Expo 92 tuvo en la ciudad de Sevilla y en toda Andalucía.