¿Conoces la historia de la calle Entrecárceles de Sevilla?

En sus muros, compartidos entre la antigua Cárcel Real y la Real Audiencia, se gestaron algunas de las páginas más importantes de la literatura española

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Calle Entrecárceles.
Vista de la calle Entrecárceles de Sevilla.

En el entramado urbano de Sevilla, cada calle es un capítulo de su Historia. Muchas de ellas esconden relatos macabros, conmemoran eventos trascendentales o rinden homenaje a personajes ilustres. Entrecárceles, a pesar de su nombre tan explícito, no es una excepción.

Esta estrecha calle, de apenas 65 metros de longitud, alberga un pasado carcelario que la convierte en un lugar cargado de historia y misterio. En sus muros, compartidos entre la antigua Cárcel Real y la Real Audiencia, se gestaron algunas de las páginas más importantes de la literatura española.

La Cárcel Real, situada en la actual calle Sierpes, fue fundada en el siglo XIII, poco después de la reconquista de Sevilla. Sus celdas, donde hoy se encuentra la taberna Entrecárceles, fueron el hogar involuntario de grandes figuras del Siglo de Oro como Miguel de Cervantes, Mateo Alemán, Alonso Cano, Martínez Montañés y Bartolomé Morel. Según la leyenda, fue entre estos muros donde Cervantes comenzó a escribir la inmortal obra «Don Quijote de la Mancha», inspirándose quizás en las historias y personajes que conoció durante su cautiverio.

La cárcel fue demolida en el siglo XIX, dando paso a diversos usos a lo largo de los años: hotel, café, sede del Círculo de Labradores y, en la actualidad, sede de Caixabank. A pesar de su desaparición física, la memoria de la Cárcel Real perdura gracias a una losa conmemorativa de 1905, una placa de cerámica de 1984 y una estatua de Cervantes que rinde homenaje a este lugar tan singular.

Al pasear por la calle Entrecárceles, podemos sentir el peso de la Historia y evocar las imágenes de aquellos hombres y mujeres que, encerrados entre sus muros, dejaron una huella imborrable en la cultura española.

La Real Audiencia de Sevilla

La Real Audiencia, fundada en 1525 como un alto tribunal de justicia directamente vinculado a la Corona española, contaba con sus propias mazmorras. Este edificio, situado en la misma zona que la Cárcel Real, fue objeto de diversas reformas a lo largo de los siglos. Destaca especialmente la intervención del arquitecto Andrés de Vandelvira, quien derribó parte del inmueble, incluyendo sus mazmorras. Sin embargo, la transformación más radical la llevó a cabo Aníbal González a principios del siglo XX, tras un devastador incendio. Fue gracias a esta reconstrucción que el espacio entre ambas cárceles quedó definitivamente definido, dando lugar a la calle que hoy conocemos como Entrecárceles.

La coexistencia de estas dos instituciones penitenciarias en un espacio tan reducido, y las reformas arquitectónicas que sufrieron a lo largo de los siglos, han dejado una huella imborrable en el tejido urbano de Sevilla. La calle Entrecárceles es un testigo mudo de un pasado complejo que nos recuerda la importancia de la justicia y del poder en la Historia de la ciudad.