Dos antiguos miembros de la junta de delegados del Sector F de Almensilla, Francisco Carvajal y Juan Carlos Aguilera, declararon este lunes en el juicio por el desfalco millonario a manos de Julio Mateos Palacios, extesorero de la junta de compensación. Ambos, visiblemente afectados, narraron el engaño y la ruina que les provocó el acusado, conocido como «el Dioni de Almensilla» por su fuga a República Dominicana tras el desfalco.
«Nos ha arruinado a 600 familias», ha lamentado Carvajal, quien fuera presidente de la junta. «Todavía me tiembla el cuerpo», ha dicho con voz entrecortada. «Nos quedamos estupefactos», ha añadido Aguilera, quien también era secretario. «Lo que hemos vivido no tiene nombre, fuimos expoliados».
Ambos relataron cómo Mateos, valiéndose de su cargo, se apropió de fondos de los parcelistas destinados a la urbanización del sector. «Julio Mateos e Ismael Perea decían en qué se gastaba el dinero», ha asegurado Carvajal. «Nos decían que iban a comprar tal cosa o hacer tal otra, pero luego nos enteramos de que se lo habían llevado», ha añadido Aguilera.
La confianza traicionada y las penurias económicas han sido la tónica de sus testimonios. Carvajal ha contado cómo tuvo que pedir un préstamo para pagar las cuotas que correspondían a su parcela, implicando incluso a parte de su familia. Aguilera, por su parte, ha relatado la angustia de ver cómo el dinero que aportaba para servicios básicos como el agua o la luz iba a parar a los bolsillos de Mateos.
El desfalco de Julio Mateos provocó un gran revuelo en Almensilla en 2015, cuando se fugó a República Dominicana tras enviar un correo electrónico a los parcelistas confesando el robo. El juicio por este caso continúa, con las víctimas esperando que se haga justicia y que el acusado devuelva el dinero que les arrebató.
Desconfianza y traición: nuevos detalles del desfalco en Almensilla
Carvajal relató la sorpresa que se llevó al acudir al banco con Aguilera para verificar el estado de la cuenta de la junta de compensación. «Nos dijeron que no podíamos acceder a la cuenta porque solo estaban autorizados Mateos y Perea», ha explicado. Tras obtener la autorización, descubrieron que «solo quedaban 235.000 euros de saldo».
Este hallazgo desencadenó una serie de investigaciones, que llevaron a Carvajal a sospechar de una abogada ya fallecida, esposa de uno de los acusados. «Le pregunté por qué había cobrado 1,4 millones de euros de la junta, pero no me supo dar una explicación», ha declarado. «Fui a Hacienda y el inspector me advirtió sobre despachos de abogados en Sevilla que blanqueaban dinero. Al salir, la abogada me preguntó quién era el abogado de la junta, y yo le respondí que ella era la única», ha añadido.
Carvajal ha lamentado la falta de vigilancia y ha expresado su frustración. «Si hubiéramos sospechado antes, nos habríamos levantado. Era mi dinero, a mí me han arruinado», ha dicho. «Yo lo que quiero es urbanizar, no dejar una ruina a mis hijas», ha concluido.
Aguilera, por su parte, ha corroborado la confianza que tenían en Mateos, quien era su asesor fiscal y miembro de la junta de compensación antes de que ellos se incorporaran. «Nos quedamos estupefactos cuando descubrimos unas facturas de la abogada por trabajos inexistentes», ha declarado.
La sorpresa se tornó en indignación cuando, además de ser víctimas del desfalco, fueron imputados por la Fiscalía. «Lo que hemos vivido no tiene nombre, fuimos expoliados y después nos imputaron», ha lamentado Aguilera. «Que un trabajador como yo se vea con una losa de 10 millones de euros es indescriptible», ha añadido.
Aguilera ha explicado que contrataron a un auditor, también acusado en el caso, para que las cuentas fueran claras. «Lo contratamos para que nos ayudara, no para que nos engañara», ha dicho. «El mundo se nos vino abajo cuando recibimos el correo electrónico de Mateos confesando el desfalco», ha concluido.
