
¿Una ruta por Sevilla con castillos, leyendas y dulces? Existe, y es esta
Ruta de Washington Irving con los siete pueblos sevillanos que inspiraron al escritor estadounidense

Hace casi 200 años, el escritor estadounidense Washington Irving recorría a lomos de caballo los caminos polvorientos de Andalucía. Fascinado por la historia de al-Ándalus, la figura de Cristóbal Colón y la mezcla cultural que halló en esta tierra, en el año 1829 emprendió un viaje desde La Rábida (Huelva) hasta Granada, pasando por Sevilla y algunos de sus pueblos más destacados.
Las crónicas del autor, que plasmó en obras como "Cuentos de la Alhambra", sirvieron para despertar la admiración internacional por la riqueza patrimonial del sur de España.
Hoy, su itinerario por la provincia de Sevilla forma parte de lo que se conoce como la Ruta de Washington Irving, que sigue aproximadamente el trazado de la actual autovía A-92. Esta ruta, además de un recorrido físico, es un viaje literario, histórico y cultural por siete municipios que conservan viva la huella del escritor.
Ruta de Washington Irving por Sevilla
1. Alcalá de Guadaíra: la ciudad del pan y las fortalezas. A solo 20 minutos de la capital, Alcalá de Guadaíra fue uno de los primeros destinos de Irving. Su imponente castillo almohade domina un paisaje de molinos de harina, testigos de una tradición panadera que se remonta a la época romana.
Las iglesias de Santiago y San Sebastián, junto al entorno natural del río Guadaíra, dibujan una postal que mezcla historia y belleza.
2. Carmona: cruce de civilizaciones: Siguiente parada es Carmona, una joya patrimonial. Su pasado romano y andalusí se refleja en monumentos como la Necrópolis Romana o la antigua fortaleza árabe, hoy Parador Nacional.
Recorrer su casco histórico es caminar por siglos de historia, desde la Puerta de Sevilla al Alcázar del Rey Don Pedro, pasando por conventos, casas solariegas y un sinfín de rincones con encanto.
3. Marchena: arte y legado almohade. Marchena recibió a Irving con su esencia andalusí intacta. Su castillo de la Mota, las puertas de la antigua muralla —como la de Morón o el Arco de la Rosa— y la iglesia de San Juan Bautista, que guarda un museo con obras de Zurbarán, forman un conjunto artístico de primer orden. Su Plaza Ducal y sus callejuelas mantienen viva su herencia cultural.
4. Écija: torres, calor y esplendor barroco. Conocida como la “ciudad de las torres” —cuenta con once— y como “la sartén de Andalucía” por sus altas temperaturas, Écija fue un centro clave en la Bética romana y floreció durante el barroco andaluz. Hoy conserva uno de los conjuntos históricos más ricos de la provincia, con palacios, iglesias y restos almohades en su muralla.
5. Osuna: arquitectura monumental. La belleza de Osuna impactó a Irving tanto como a los viajeros actuales. La ciudad conserva canteras romanas, una universidad del siglo XVI, la Colegiata y la impresionante calle San Pedro, reconocida por la UNESCO como una de las más bellas de Europa. Su armonía urbana entre conventos, plazas y palacios sigue cautivando a quien la visita.
6. Estepa: entre mantecados y torres. Estepa, más allá de ser la cuna de los tradicionales mantecados navideños, es una ciudad con historia. Desde el castillo que corona su cerro hasta la Torre de la Victoria y su convento de Santa Clara, la localidad combina patrimonio religioso y civil. Su ubicación estratégica la convierte en un puente natural hacia la provincia de Málaga.
7. La Roda de Andalucía: entre olivares y tradiciones. Casi en el límite provincial, La Roda de Andalucía fue una “tierra de nadie” durante siglos. Hoy es un tranquilo pueblo con una fuerte identidad ligada al aceite de oliva y a la repostería tradicional. Entre sus principales atractivos están la iglesia de Santa Ana y la Capilla de las Esclavas. Aquí, como prueba de la fusión cultural andaluza, el salmorejo se convierte en “porra” y los dulces en “ochíos”.
La Ruta de Washington Irving no es solo un recorrido turístico, se trata de una forma de entender cómo la mirada de un escritor extranjero ayudó a proyectar Andalucía al mundo. Hoy, esa misma ruta ofrece una forma única de descubrir Sevilla más allá de los tópicos, pasando por pueblos donde la historia y la vida cotidiana siguen latiendo al mismo tiempo.
Y si al finalizar el recorrido por estos siete pueblos aún queda tiempo en la agenda, nada mejor que cerrar el viaje con un buen tapeo en alguno de los bares menos turísticos y más auténticos de Sevilla, o descubriendo curiosidades del Teatro de la Maestranza, otro de los rincones cargados de historia de la capital hispalense.
Cada rincón de estas localidades tiene una historia que contar —como bien supo ver Irving—, solo hay que detenerse a escucharla.