El Santo Entierro, un hallazgo milagroso y una hermandad singular

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Alegoría a la muerte.
Paso de la Canina.

En tiempos del rey Fernando III, un hecho asombroso llenó de admiración a los sevillanos.

En el barrio de los Humeros, una mujer paralítica vio cómo una pared de su humilde casa se derrumbaba, revelando un hueco con la imagen de un Cristo yacente. La luz del sol iluminó la figura por primera vez, y la mujer, sanada milagrosamente, salió corriendo de la casa.

El rey, al enterarse del milagro y del hallazgo, ordenó construir una capilla en el lugar. Esta capilla, conocida como el Oratorio de Colón y posteriormente dedicada a San Laureano, también albergó el Colegio de la Orden de la Merced. ¿Casualidad?

En la Semana Santa de Sevilla, lo inesperado se vuelve realidad. La hermandad del Santo Entierro, fundada en 1570 cerca del Convento de San Laureano, se encuentra hoy en San Gregorio desde 1870. Entre sus pasos destaca el impresionante Cristo Yacente, atribuido a Juan de Mesa.

Desde 1956, este Cristo procesiona anualmente por las calles, consternando a quienes lo contemplan en su bello ataúd de cristal y oro.

Un hallazgo milagroso, una hermandad singular y una procesión única: la Semana Santa de Sevilla te espera.

La Canina: tradición y simbolismo

El paso más terrorífico de la Semana Santa de Sevilla es, sin duda, el de la «Canina». Esta alegoría de la muerte, que no es un esqueleto real sino que es una talla obra de Cardoso Quirós (1691), provoca una reacción única en los sevillanos: le dan la espalda al paso.

Esta curiosa tradición se basa en la creencia de que mirar a la muerte de frente trae mala suerte. La «Canina», un esqueleto meditabundo sentado sobre un globo terráqueo con un dragón abatido a sus pies, representa el triunfo cristiano sobre la muerte.

La hermandad del Santo Entierro, a la que pertenece este paso, también se distingue por su cortejo de soldados romanos. Estos soldados, ataviados con rigor histórico, fueron comprados al vestuario de una película sobre el Imperio Romano.

La «Canina» es un ejemplo perfecto del simbolismo y la tradición que impregnan la Semana Santa de Sevilla. Una experiencia única que mezcla lo religioso, lo cultural y lo popular.